lunes, 10 de marzo de 2014

VAYA VALLA ...

... y los muertos en la playa. Podría ser el título de una canción del verano de gran éxito en las ciudades coloniales españolas en el norte de África, musicalizada con unos instrumentos llamados concertinas. Y también podría ser la exclamación del ministro del interior español (el bobo ese de que os he hablado con anterioridad) cuando vió y fotografió con su móvil las vallas, culminadas con concertinas, que rodean Ceuta y Melilla en la visita que realizó hace un par de días, tras el fallecimiento de 15 morenos cuando intentaban entrar en España por vía marítima a través de la playa del Tarajal












                                                                 Imágenes de concertinas

Después del rifirrafe con la sueca Cecilia Malmström, comisaria europea de interior, que vino a responsabilizar a la guardia civil de la muerte de esas quince personas cuando intentaban entrar de manera ilegal por un puesto no habilitado en territorio aún, por desgracia, español, el Cid campeador y escudero de santa Teresa de Jesús, Jorge Fernández Díaz, ha viajado a esas dos ciudades para reforzar, con su sola presencia el perímetro vallado de las mismas. 
Veámoslo a la derecha en actitud conquistadora y a la izquierda,  acompañado de las fuerzas vivas de Melilla, revisando y bendiciendo, tras encomendarse a la santa abulense, las vallas que nos han de librar de la invasión sarracena y subsahariana.


Y mientras tanto, varias decenas de miles de personas esperando en Marruecos y en Argelia el momento oportuno para volver a saltar las vallas, montarse en flotadores o echarse a nado para llegar a las playas de la UE o intentando parar un taxi para entrar por la frontera terrestre como inmigrante kamikaze. Ello sin contar otras tantas decenas de miles que siguen saliendo de sus países y ahora están cruzando el Sahara con la intención de ir ocupando el lugar en la cola de espera para ir sustituyendo a aquellos que logran entrar. Ahora, si después de la presencia y bendición de nuestro esforzado ministro la valla milagrosa no puede retenerlos, sólo nos queda rezar. Sí, porque a la UE se la suda este problema, igual que se la sudó cuando murieron más de 300 inmigrantes en Lampedusa no hace mucho. Sin embargo, sus advertencias y admoniciones a Italia fueron mucho más suaves y ¿eso por qué? Pues porque la bicha socialista española y ex secretaria de inmigración con el ilustre ZP, que aconseja a la simplicísima Cecilia no quería líos con Italia. Pero aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que el gobierno español es de ¿derechas? ha intentado meter caña para desacreditarlo en beneficio de su partido (antes PSOE). ¡Esta es la forma de hacer política en España, sobre todo por parte de las huestes rubalcabistas!.

La imagen que tengo de España, en todos sus ámbitos, es la del cuadro "Duelo a garrotazos" de Goya. En él, como se ve, dos españolitos enterrados a las rodillas y con un garrote en la mano se obsequian mutuamente con sus golpes para dirimir sus diferencias pudiendo, digo yo, sentarse tranquilamente y charlar o, cuando menos, no golpearse aunque no dialoguen. Pero esta es la imagen del diálogo en nuestro país, el país del ¡y tú más!, del yo me quedo tuerto si tu ciego, de las eternas rencillas fraternas, de las guerras civiles, de los nacionalismos, de la cortedad de miras y estrechez de pensamiento. ¡Y así nos luce!
Todos los partidos en el congreso arremetiendo contra el PP en lugar de dialogar sobre el problema colonial español y buscar soluciones viables. Que facil es criticar y hacer oposición en España, ¿verdad Cayo Lara?. Siempre ha sido así, sobre todo para los que nunca han tocado (ni tienen visos de tocar) el pelo del poder. Los dos principales partidos aún se alternan y van cambiando de chaqueta y parecer según están en el gobierno o en la oposición, pero los que siempre han estado en la oposición y no tienen la más mínima probabilidad de gobernar son los peores. Lo más fácil es decir que no a todo, y en eso se hallan los pseudocomunistas (que por cierto no dicen nada en voz alta del tema de Rusia-Ucrania-Crimea; ¿qué pasa, que los derechos humanos y los derechos de los pueblos solo son exigibles en España, fariseos de mierda?).Y junto a los rojeras están los nacionalistas que son quizá peores porque esos sí que sólo van a lo suyo y, así, azuzan a los que se dan garrotazos para que sigan en su tarea mientras ellos recogen los beneficios de esa pelea en contra de los intereses generales de la nación.
Hasta mi admirado Enrique Bunbury ex-lider de la banda Héroes del Silencio, en su canción "El extranjero" se atreve a decir textualmente : "los nacionalismos ¡qué miedo me dan!". Tambien Manuel Cruz, catedrático de filosofía dice de los nacionalismos: "Si usted es liberal debe saber algo de Adam Smith y si es marxista, algo habrá leído de Marx... Para ser nacionalista no hace falta haber leído un solo libro. No cuesta nada visitar las hemerotecas para constatar cuántas veces ha apelado Mas al «sentiment». ¡Vive instalado en el «sentiment»!"  Y el famoso blogero Adusalem dice: "No hay gente más peligrosa que la que nunca ha leído un libro, aunque sea de Marcial Lafuente Estefanía". 

Pero volvemos a las vallas y a las concertinas. Éstas últimas son instrumentos de seguridad pasiva, es decir, por si mismas no te atacan, ni te muerden, ni hacen nada. Están ahí puestas para impedir que la gente pase y si se advierte a la gente que quiere pasar saltando la valla de que saltarla es ilegal y de que existen medidas pasivas de seguridad para intentar impedirlo, a partir de ahí la responsabilidad es de quien quiera atravesar la valla ¿o no?. En mi pueblo, y en muchos otros, para evitar que los cuatro listos se lleven lo producido por otros en sus huertos, se ponen trozos de cristal de botellas rotas en lo alto del muro. Y sólo faltaría que el chorizo que intenta entrar se corte y vaya a la guardia civil  y allí no le suelten encima cuatro hostias.
 Estamos perdiendo el "oremus" hermanos. No podemos ser más demócratas que todos los demás, más papistas que el papa, mas buenistas que Guzmán El Bueno, más católicos que los Reyes idem, ni más tontos que Zapatero. Hay cosas que no pueden ser y, además, son imposibles, como dijo el torero. Por eso vamos a centrarnos en lo que nos toca, en procurar que nadie entre en España de manera irregular y para ello hemos de solicitar ayuda y apoyo a la UE para que colaboren no sólo a pie de frontera sino en los países de origen de la migraciones porque ni España, ni Europa son jauja y porque nosotros solos -al igual que los italianos- no podemos. Más si tenemos en cuenta que la actual presión en la frontera esta ocasionada por subsaharianos de áreas de lengua e influencia francesa y cuyo destino final no es, por lo general, España. Y si eso no surte efecto pues devolvamos Ceuta y Melilla a los moros de una puta vez y veremos como las cosas mejoran sustancialmente.

Antes de empezar a rematar la faena quiero mencionar de nuevo a Rafael Guerra Bejarano "Guerrita", torero cordobés nacido en 1862 y al que se atribuye la frase antes citada, textualmente:  Porque lo que no “pue sé” además es...¡imposible!. Parece ser que la frase la pronunció en relación a una faena que realizó Juan Belmonte consistente en dar seis verónicas y media sin enmendarse (que yo no sé lo que es) y que él no creía que pudiera hacerse. "Guerrita" es también autor de la filosófica frase de "ca uno es ca uno" y se le atribuye la de "hay gente pa tó" en relación a Ortega y Gasset, como vimos en un blog anterior, aunque esta última tiene más posibilidades de ser de Rafael "El Gallo".

Sobre la valla y con ese título, os acompaño un buen artículo de Raúl del Pozo:

La valla



La Unión Europea, que se extiende entre el paralelo 35 y el Círculo Polar Ártico, limita al sur con la yihad. El éxodo y todo el imperio del euro están protegidos por una valla. Como dice Willy Meyer, candidato de IU al Parlamento de Estrasburgo, «los enemigos de Europa no vienen en patera, sino en la limusina de fondos basura».
Los escandinavos y los alemanes dejan solos a los mediterráneos al cuidado de la garita. Insisten en la imagen de un Norte madrugador y ahorrador y un Sur del dolce far niente, con unos vagos que no respetan los derechos humanos en la frontera de África.
Ya Lutero decía que los alemanes estaban hartos de los robos de los holgazanes romanos. Nunca les convenceremos de que la pereza es un derecho y, sobre todo, un signo de civilización (los griegos y los romanos tenían diosas de la holgazanería y los andaluces, a la Virgen del Rocío, que «como es tan alta -dice la copla- se le ven por debajo las naguas blancas»).
El capitalismo no tiene fronteras; los parias, tampoco y por eso intentan colarse en Europa, mientras los nórdicos creen que la Guardia Civil es la de los viejos tiempos. El delegado del Gobierno en Ceuta ha contestado a las impertinencias de la filistea Cecilia Malmström: «Protegemos la frontera para que los del Norte estén cómodos». La sueca tiene la visión lorquiana de la Guardia Civil como calaveras de plomo con un rumor de siemprevivas en sus cartucheras.
Ya no existe aquel país feroz, sin alma. Un día llegaron las diosas blancas que hicieron gritar a José Luis López Vázquez «Viva Escandinavia». Aquellas maravillosas vikingas en bikini, a las que insultaba el arzobispo de Sevilla al verlas pasear alrededor de la catedral, cuando España comía gachas en la misma sartén. Muchos años después, en los confines del paraíso, existe una Guardia Civil solidaria y demócrata, que ha salvado la vida a miles de inmigrantes y los ha tratado como a suecos.
Otra cosa es la tragedia del otro día. Hay que investigar hasta el fin. Pero que los nórdicos se enteren de que, igual que la sangre mexicana cubre la frontera de los Estados Unidos, el Estrecho será la tumba de millones de seres si Europa no pone remedio. Ceuta y Melilla aún no son Tijuana, con tequila, narcos y marihuana, pero están camino de serlo.
Entre Estados Unidos y México hay 3.000 kilómetros de frontera blindada con electricidad. La frontera Sur de Europa en Melilla tiene 11 kilómetros y el precio de la seguridad lo ha puesto el ministro del Interior: 45 millones. Una miseria.

SALUDOS.


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