jueves, 20 de marzo de 2014

OCHO APELLIDOS VASCOS O MÁS

Ayer fui al cine aprovechando que los miércoles, hasta el 15 de abril, están las entradas a 3'90 euros. En la primera sesión, a las 16'15, eramos unas cuarenta personas, algo más de una cuarta parte de una sala, grande, que prácticamente se llenó en la sesión de las 18'15. Y es que a esos precios se puede ir, no a los precios de Madrid, casi 10 euros si no llevas ningún tipo de descuento. En Palma, pagando el máximo, son 7'50 euros, pero a ese precio no va al cine ni la cuarta parte de la gente que lo hace los miércoles de oferta. ¿Y qué es mejor, que vayan diez personas a precio normal (total 75 euros de recaudación) o que vayan cuarenta a precio reducido ( total 156 euros)?. El coste de proyectar la película es el mismo en uno y otro caso, y los empleados son los mismos, cabiendo, además, la posibilidad de que se venda el doble de refrescos, palomitas y otras porquerías, lo cual supone aún más ingresos con el mismo trabajo.
Por cierto, a ver si en vez de preocuparse por el IVA del cine alguien se preocupa de prohibir las palomitas y las bebidas porque el ruido que provocan se hace, muchas veces, insufrible. También deberían preocuparse de poner un bozal a cada espectador porque cuando se va al cine se va a ver una película, no a comentarla, sobre todo porque todos los allí presentes, si no nos hemos dormido, acabamos de ver la misma escena que el (generalmente, la) comentarista.
Antes de seguir con la materia que me ocupa hoy, sólo me queda comentar que los días 31 de marzo y 1 y 2 de abril, vuelven a hacer el festival del cine, al igual que hicieron el año pasado, con precios a 2'90 euros previa inscripción en la web fiestadelcine.com  . De nada, y no llevo comisión.
Bueno, pues la película que vía es la de "Ocho apellidos vascos"y, para seros sinceros, me reí como hacía tiempo. Creo que no me reía tanto desde que vi un programa en el que salían juntos Jorge Pujol y Arturo Más haciendo, como siempre, el payaso. Pero no el payaso profesional, por los que los que me seguís sabéis que siento admiración, sino el payaso amateur y gratuito, tan patéticamente que, si no eres persona de buen humor como yo, puedes tranquilamente echarte a llorar en vez de reir.
Y hoy quería hablaros de esta peli cuando leyendo un artículo de Raúl del Pozo, que se titula tambien "8 apellidos vascos", me he dado cuenta de que el blog de hoy lo tenía practicamente escrito.
Sabéis que no me duelen prendas en reconocer que hay muchos escritores, intelectuales, incluso periodistas, que saben decir lo que yo pienso mucho mejor que como yo lo haria y, por eso, recojo sus palabras y sus artículos y, si acaso, añado algo más o quito algo de ellos, pero el armazón, la estructura, ya está hecha y de ella me aprovecho.

Aquí va el artículo:

EL RUIDO DE LA CALLE

8 apellidos vascos



ULISES



El humor, la creación más sutil de la inteligencia, no suele ser practicado por los nacionalistas. Parece que carecen de sentido del humor los autores de la Biblia, la gente del fútbol y los patriotas de lo pequeño.
La Biblia tiene libros muy bien escritos, escenas turbulentas, eróticas y bélicas, incluso surrealismo y ciencia ficción, pero carece de pasajes divertidos. Todos los textos son para acojonar.
La ausencia de humor ha pasado a ser una de las características del abertzalismo; ni siquiera practican el humor negro del «español al cuadrado». Quizás ese humor lo ejerzan más las víctimas, como cuenta Freud: «Un condenado a la horca el lunes exclamó: 'Linda manera de empezar la semana'».
Los vascos se toman en serio sus propios mitos, como ése de los apellidos y, según Pío Baroja, los García, López, Rodríguez, Sánchez fueron los primeros apellidos vascos. Luego se les añadieron los nombres de los lugares de origen, porque todos se llamaban igual. «Si un vasco se llama López y es rico o tiene título, ya no es un maqueto».
Borges añade: «Yo tengo sangre vasca, pero cuando enumero mis orígenes soy muy cuidadoso en olvidarme de los vascos, que se han pasado la vida ordeñando vacas». Ahí se pasa. Olvida que conquistaron-emanciparon América y dieron la vuelta a los océanos.
Sobre el cuento o leyenda de los apellidos y sobre los tópicos y chistes regionales se ha montado la película que arrasa: Ocho apellidos vascos, de Emilio Martínez Lázaro.
La carcajada estruendosa nos recuerda cuánta felicidad debemos al cine cómico y a las maravillosas comedias americanas. A Charlot, a Cantinflas, a Berlanga, a Tito Fernández, a Santiago Segura...
Este choque psicológico y cultural entre Lepe y el País Vasco ha resultado una catarsis cómica, provocadora y divertida. Un señorito andaluz y del Betis, camarero de tablao, de rebujito y flamenco, se enamora de una maravillosa vasca y se hace pasar por un euskaldún de muchos apellidos. Chocan el ángel, el tópico, las realidades y los prejuicios.
El humor es como el ácido sulfúrico y la risa, si no se basa en la humillación del contrario, es un arma contra la crueldad y la opresión.
Naturalmente, la película no ha gustado a los abertzales. Gara escribe que los vascos no están interpretados por vascos y la historia es el resultado de una España involucionista gobernada por la derecha más rancia.
Lo que olvidan decir es que hacer llorar es fácil, como han demostrado lo terroristas tantos años. Lo difícil es hacer reír; y aún más, sonreír.
Los vascos son como son. ¿Y como son los vascos?. Normalmente "mu desaboríos", como diría un andalú. Y los abertzales aún más. Parece que no cagan, siempre con sus caras (feas ya de por sí) expresando esa mala leche que les corroe y que eliminan matando o animando, ayudando o empujando a matar a los que tienen más color y alegría en sus vidas que ellos. Puede que sea envidia y que no puedan soportar ver a gente feliz en vascongadas; tierra de machotes (y de asesinos), porque la alegría no se lleva nada bien con el levantamiento de piedras o el corte de troncos. Ninguno de los que practican esos deportes se ríen mientras lo hacen y eso, seguramente, les ha marcado para el resto de sus vidas. En la foto que acompaño se puede ver la alegría de los abertzales (más bien hijoputas etarras) por habérseles  dejado de aplicar la doctrina Parot. Si están así de alegres cuando algo les beneficia no quiero ni imaginar cómo estarán cuando algo les molesta.
Y luego están las Nekanes, las chicas de Batasuna-Bildu-Sortu-ETA, las que van al mismo estilista ciego y a la misma peluquería en la que un peluquero manco les corta el pelo de la misma guisa.Que digo yo que ese flequillo oculta las arrugas y tal, pero el pelo también convendría lavárselo de vez en cuando. Y también digo que visto el panorama mujeril abertzale, no me extraña que los hombres tengan esa cara de cabreo, porque tener que encamarse con alguna de esas debe ser un suplicio. 
Pero cuando lo hacen nacen cachorrilos abertzales jarrai que tienen un "look" parecido a sus ancestros aunque alguno de ellos ya sonríe. Y es que la parálisis cerebral hace que el rictus de la cara se asemeje a una sonrisa cuando, en realidad, no lo es. Alguno de ellos parece tener ojos perspicaces e, incluso, cierto aire de intelectual o de haber acabado la primaria en la "ikastola", pero todo es mentira, son sólo unos cerebricortos, cobardes asustaviejas, cuya principal ocupación ociosa no es ir al cine ni divertirse, sino quemar contenedores, autobuses y hostias de esas. Cosas de vascos, vamos.
Y luego quieren que vayamos a vascongadas de vacaciones, ¡con el miedo que dan!
Yo ya me imaginaba que a estos zotes no les iba a gustar la película. Incluso me pregunto cómo no fueron capaces de prever lo que sería el filme y, como en sus buenos tiempos, boicotear su grabación en las localidades guipuzcoanas donde se llevó a cabo. Podrían incluso haber secuestrado a algún cámara o ayudante de dirección para recordar viejos tiempos, como los de la central nuclear Lemóniz y el asesinato, tras secuestro, del ingeniero de dicha central José María Ryan (en la foto).
Estas son la clase de bromas y juergas que le gustan a esos descerebrados y por ello no pueden sufrir que haya salido una película graciosa donde los intérpretes principales, además no son vascos. Pero es más fácil que una madrileña y un andaluz hagan de vascos que no a la inversa, más que nada porque el vasco que no está cabreado por ser abertzale está cabreado porque le han matado o secuestrado a algún familiar o amigo o porque está pagando un impuesto revolucionario que, como se entre Montontoro de a cuanto asciende, lo implantará pronto en toda España.
Muy bien Dani Rovira (Iñaki metralletas) y Clara Lago. Muy bien Karra Elejalde y Aitor Mazo, haciendo de propios vascos. Insuperable Carmen Machi (Anne Igartiburu) como "maqueta" cacereña en Guipuzcoa. 
Y muy bien los señoritos andaluces abertzalados.
Os la recomiendo.
Si nos sois abertzales o subnormales os podréis reir mucho. 
Como dice Raúl del Pozo: "llorar es fácil, como han demostrado lo terroristas tantos años. Lo difícil es hacer reír; y aún más, sonreír" y como digo yo "a los hijoputas cabreados ¡que les den1"

SALUDOS

No hay comentarios:

Publicar un comentario