miércoles, 26 de marzo de 2014

OTRAS INDIGNIDADES

Cuando alguien muere todos son loas y elogios, incluso si en vida fue el mayor hijoputa sobre la tierra. En el caso de Suárez fue curioso porque su hijo anunció su muerte con 48 horas de antelación y desde ese momento ya se le dio por muerto. En los diarios y noticiarios del sábado y domingo solo se veían panegíricos hacia su persona, escribían su epitafio antes de morir ante la certeza de que la muerte llegaría en un breve lapso de tiempo, lo cual puede ser tenido por desconsiderado por aquellos que miran a la muerte con recelo. Su vida se acababa, pero tampoco había que enterrarlo antes de tiempo.
Son cuatro o cinco días ya de reconocer los méritos de Suárez incluso por aquellos que hicieron de su vida política y personal un verdadero suplicio. Se supone que como la muerte nos iguala a todos, tanto los amigos como los enemigos deben sentir (o hacer que sienten) pena y pesar y reconocer los méritos del fallecido "a posteriori" .
Esas cosas no pasan solamente aquí, es algo consustancial al ser humano pero hay ciertas ocasiones en que hay que hacerlo notar. En el caso de Adolfo Suárez es muy notorio. El pueblo español lo conocía y lo quería, y reconocía el papel jugado en el advenimiento de la democracia, pero en realidad su pasado no se corresponde con el homenaje masivo y casi unánime que esta recibiendo tras su fallecimiento. Su tarea en la Transición fue muy dura y se forjó muchos enemigos. Estaba,como Gary Cooper, sólo ante el peligro. Muchas personas maniobraron en su contra, el primero el rey, y, después, componentes de su propio partido, la derechona franquista, los militares y, sobre todo, el partido socialista, cuyos líderes se dan ahora golpes de pecho para hacer ver que sienten su muerte. También colaboraron Fraga y Alianza popular en su fin político porque a nadie interesaba un partido centrado y dirigido por un político honrado, adusto, serio y cabal. Y los bancos fueron advertidos de ello y eso significó el fin de la UCD y el principio del fin del CDS. Políticamente, a Suárez lo mataron entre todos y él sólo se murió. Pero supo morir con orgullo y casta: dimitiendo de su cargo de presidente, aguantando las acometidas de Tejero y sus mariachis y abandonando la política cuando se percató del corto recorrido que le esperaba. Eso no la ha hecho ningún político en España en los dos últimos siglos. Quizá ni siquiera en toda la historia.
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Dicen algunos que saben: "No sé si fue el mejor presidente de la democracia. (No le dieron tiempo ni ocasión). Pero es el que más se acercó a lo que uno espera de un político honesto. De un tipo con coraje. De un hombre con valores. De un ciudadano que no se arruga ante la traición, ni ante los afrikaners del guerracivilismo, ni ante los sacristanes del odio. Todos estos lo empujaron al surco del absoluto olvido, como si fuese una decadencia fatigada del viejo régimen. Pero tuvo más concepto de democracia que ellos y supo sacar esto adelante consciente de su arte para perder. "
Palabras de Antonio Lucas dentro de un artículo en el que aplaude que al aeropuerto de Madrid Barajas se le denomine Adolfo Suárez.

Victoria Prego dice sobre el expresidente: "  La Constitución de 1978 es la culminación de la obra de Suárez, un hombre que luchó para que la concordia se instalara entre los españoles, de una vez y para siempre, por encima de la discordia, y que finalmente lo consiguió. Dos años después dimitió de su cargo de presidente para evitar, dijo que, por su culpa «el sistema democrático sea un paréntesis en la Historia de España». Su dimisión no evitó un intento de golpe de Estado, pero la democracia no fue un paréntesis, tal y como él ansiaba. Durante todos esos años aún más sufrió la incomprensión, el desdén y aun la humillación de muchos de los que hoy le elogian. Baste decir que en las iglesias a las que acudía con su mujer a oír misa, muchas veces los feligreses que estaban a su lado le negaban la paz. De su trayectoria política posterior se pueden decir muchas cosas pero la más acertada quizá sea la que él mismo describió: «Me aplauden pero no me votan». Cierto, no le votaban, pero le aplaudían. Y le seguirán aplaudiendo mucho tiempo después de hoy, aunque desde hace años él ya no podía saberlo. Adolfo Suárez ha entrado ya con todos los honores en las páginas más honrosas y brillantes de la Historia de España. "

Item más, lo que dice Santiago González también viene al caso: " Nunca tuvo un gobernante tantos y tan graves desafíos, y todos al mismo tiempo. Varias clases de terrorismos: milis, polimilis y autónomos, Grapo, extrema derecha y algunas incursiones del terrorismo internacional. Concitó el odio de los partidarios de la dictadura en general y militares golpistas en particular, que daban a conocer con periodicidad lo que en la época se llamaba estado de opinión de los cuarteles. También de los obispos -que jamás pudieron perdonarle la ley del divorcio-, nostálgicos del franquismo, banqueros relevantes y representantes de una derecha liberal que siempre le consideraron arribista y parvenu. Y estaban, en fin, más que nadie, y en primera fila, sus queridos compañeros de partido.
(...) En los seis meses de 1977 comprendidos entre abril y octubre, se produjeron: la legalización del PCE el 9 de abril, primeras elecciones el 15 de junio, la vuelta de Tarradellas 12 días después, la Ley de Amnistía el 15 de octubre y los Pactos de la Moncloa el 27 del mismo mes.
(...)Adolfo Suárez fue un líder pundonoroso y cumplidor, el último de los tres españoles que no se agacharon al oír los gritos del teniente coronel Tejero la tarde del 23-F: el teniente general Gutiérrez Mellado salió de su escaño para hacer frente a la tropa insubordinada, mientras Carrillo fumaba en su escaño, pensando que llegado el caso, tirarse al suelo no le salvaría la vida. Vimos a un teniente coronel tratando de doblegar inútilmente a un anciano enteco y salir a Suárez de su escaño para hacer frente al golpista.
Era un presidente de salida en la sesión de investidura de su sucesor, pero fue presidente hasta el final, tal como lo contó el ujier Antonio Chaves, testigo de gran parte de la conversación que tuvo lugar entre el presidente y el golpista, con éste apuntándole con la pistola. Suárez le ordenó: «¡Cuádrese!». Los reflejos de Tejero se aflojaron, se desconcertó y se fue. Tenía sentido de la responsabilidad, de la dignidad, y capacidad para llegar a acuerdos. Es más de lo que puede decirse hoy de la mayoría. Quizá sea sólo una leyenda.
Lo mejor del caso es que aunque sólo quisiéramos fijarnos en lo malo de Suárez, en su lado oscuro, que lo tuvo, aún así destacaría sin gran esfuerzo por encima de todos estos tuercebotas y majaderos que intentan mangonearnos desde su puestos políticos. No solo en los partidos dominantes, sino en prácticamente todos los del espectro político español. Para un país como el nuestro debería ser un orgullo haber contado con un presidente de su valía y, al tiempo, debería ser una vergüenza haberlo tratado como se le trató y con esto quiero referirme en especial al bando socialista, ¿verdad Felipe?, ¿verdad Guerra?.

Pero incluso cuando el muerto despierta una corriente de opinión favorable tras el paso de los años, siempre hay, al menos, un gilipollas que la acaba cagando. En este caso conozco tres y ¡oh, casualidad!, los tres son catalanes.

El impresentable Arturo Más, tras alabar la figura de Suárez, aprovecho la ocasión para lanzar puyas al gobierno actual. Que si Suárez iba de frente, que si era dialogante, que si nunca huyó de los problemas, que si nunca miró hacia otro lado... Mas llega a pensar que con Suárez de presidente el ya sería independiente o, al menos habría celebrado la consulta, al tiempo que busca ponerse en su lugar como lo ha estado intentando con Mandela, Luther King, Ghandi y Moisés. Y a mí me extraña un poco que después de haberse comparado con esas figuras mundiales se rebaje, entre comillas, a ponerse a la altura de un abulense de pueblo, pero Arturito es capaz de todo, ya lo sabemos con tal de ser la novia en la boda y el muerto en el entierro.


 Al final, como dice el propio santiago González, a Mas le cuadra más ser Moisés quien logró extraviar y hacer errar a su pueblo durante cuarenta años por el desierto, que es más o menos lo que les espera a los catalanes independientes.
Menos más que Yoda Pujol y Miquelito Roca, ambos con una milésima más de "seny", se desmarcaron del carácter instrumentalista de las declaración de Moisés Más durante los actos fúnebres.

Pero aún está peor, aunque sea consecuente con su línea, lo de Anna Ribó, portavoz de ERC que anunció la decisión de su partido de no asistir a la capilla ardiente de Suárez argumentando que la formación no siente su desaparición "como propia" y que el acto de homenaje estaba "cogiendo un aire de exaltación de la españolidad y el inmovilismo".
Y es que uno puede ser débil mental (como buen militante de ERC, ya que es lo primero que exigen para afiliarse) pero que, además, la paranoia les haga alucinar de esta manera a mí me parecía impensable. Y, sin embargo, es cierto.

Faltaba el David Fernándes, de las CUP, otro que tal baula aunque sea con sandalias marca "guarriman". En el parlamento catalán se ha guardado un minuto de silencio por la muerte de Suárez en el que no han participado los tres parlamentarios de CUP, accediendo al recinto una vez realizado dicho homenaje silencioso. La razón: "que Suárez fue un continuador del franquismo y jugó un papel negativo en lo que debería ser la construcción democrática". ¡Y se quedan tan anchos los descerebrados éstos...!

En fin, tres indignidades que califican a quienes las han protagonizado. ¿que se puede esperar  de estos pobres memos?

Que descanse en paz Suárez, que se lo merece, y que descanse en paz  Iñaki Azkuna.
¿Veis? Las casualidades de las que os hablaba el otro día han hecho que en una semana mueran dos políticos decentes y honrados en España y ahora tendremos que hacer como el filósofo griego Diógenes de Sinope (también conocido como Diógenes el Cínico) quien ya en el siglo IV antes de Cristo se dedicaba a buscar desesperadamente un hombre honrado de día y de noche, con un candil. No se yo si encontraremos alguno en nuestro mundo político....

SALUDOS

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