jueves, 30 de octubre de 2014

LA LETRA PEQUEÑA

Noticia leída en la prensa y escuchada en la radio:

Resultado de imagen de wifi gratis"WIFI GRATIS A CAMBIO DE RENUNCIAR AL PRIMOGÉNITO. Esta es la claúsula que, en letra pequeña, una compañía puso para dar el servicio de WIFI. Y muchos padres firmaron el contrato, obviamente sin ser conscientes de la llamada "Claúsula Herodes". Se trata de una prueba llevada a cabo en el Reino Unido por EUROPOL (Organismo que integra a todas las policías de la UE), y que demuestra que muchos consumidores siguen sin leerse la letra pequeña. Se trataba de un experimento que buscaba alertar sobre los riesgos de ciertas redes. La condición en cuestión decía: "el firmante accede a entregar a su primer hijo para toda la eternidad".

Otro ejemplo de letra pequeña, pero al revés, lo demuestra esta noticia que salió a la luz en el verano de 2013:

En 2008 un exagente de policía ruso, Dmitri Agárkov, recibió la típica oferta de tarjeta de crédito en su buzón. No estando contento con las condiciones, en lugar de tirar el contrato a la basura, lo escaneó a su ordenador, cambió las condiciones y lo reenvió firmado a Tinkoff Credit Systems (la entidad emisora, propiedad de Oleg Tinkoff, tirano financiero, archimillonario y principal patrocinador del equipo ciclista de Alberto Contador).
Su versión del contrato ofrecía un tipo de interés del 0%, sin comisiones y sin límite de crédito. También se reservó el derecho a penalizar al banco con tres millones de rublos (unos 90.000 dólares) cada vez que incumpliese dichas condiciones y otros seis millones de rublos (180.000 dólares) por cancelación del contrato. Los empleados del banco, quienes supuestamente se olvidaron de leer la “letra pequeña”, firmaron el trato y enviaron a Agárkov su tarjeta. 
El escándalo se hace público cinco años más tarde, después de que Tinkoff Credit Systems iniciara un proceso judicial, al no poder recuperar la deuda impagada. Agárkov se convirtió en héroe de la noche a la mañana y en una celebridad para los miles de rusos a quienes los bancos habían embaucado hasta hacer pagar comisiones desorbitadas sobre crédito impagado, por medio de la infame “letra pequeña” de los contratos.
“Firmaron los documentos sin mirar. Y esto es lo que suelen alegar los prestatarios ante los tribunales: “No lo leí”,  argumenta el abogado de Agárkov, Dmitri Mijlévich,. “[Agárkov] podría haberse comprado una isla en algún rincón de Malasia y el banco hubiese tenido que pagarla por ley”, dice. 
Cuando un juez se puso de parte de Agárkov y declaró que el contrato era legalmente vinculante (cosa que exigía que Agárkov pagase sólo el saldo pendiente de 19.000 rublos, algo más de 600 dólares), la cosa se puso fea. Agárkov mostró intención de recuperar la cantidad total, de 24 millones de rublos (800.000 dólares), que creía que el banco le debía, mientras que el multimillonario Oleg Tinkoff escribió en su Twitter: “Nuestros abogados creen que no conseguirá los 24 millones, sino 4 años de prisión por fraude. Ahora es una cuestión de principios.”
“La formalidad señala que las condiciones de un contrato deben ser aceptadas en la forma en que las firmaron ambas partes,” explicó Robert Gurdiumov, abogado de prestigio. “En otras palabras, si un banco acepta las condiciones de un cliente, no puede después negarse a cumplirlas”. “Por otro lado, tales acuerdos entre individuos y bancos se consideran contratos de adhesión según el Artículo 428 del Código Civil ruso, lo que significa que sólo pueden modificarse por una de las partes mediante una adenda formal, después de haber firmado el original. En causas civiles como ésta, los tribunales tienden a decantarse por el individuo, como parte más vulnerable, y no por el banco. Pero si se puede demostrar que el señor Agárkov intentó quebrantar la ley de manera intencionada, falsificando los documentos bancarios, podría perder el caso”.
“Cabe señalar que este tipo de causas se examinan desde los tribunales de jurisdicción general, y no los de arbitraje, lo que significa que la declaración de un testigo puede añadir peso a los documentos firmados. La pregunta clave es si el banco podía demostrar que llevaba razón a través de un empleado que testificase conforme él/ella no había leído las condiciones con suficiente claridad, aunque ello formara parte de su trabajo. Probablemente no,” concluyó Gurdiumov. 
Al final, ambas partes alcanzaron un acuerdo sin llegar a los tribunales. “Este conflicto no es constructivo, así que decidimos zanjarlo de manera educada y levantar todos los cargos desde ambas partes,” según confirmó el presidente de Tinkoff . “Estamos de acuerdo con Dmitri en que el banco debe hacer un mayor esfuerzo a la hora de explicar las condiciones de sus servicios a los clientes. Estamos trabajando para aumentar la alfabetización financiera, y proporcionar a los clientes toda la información relevante, así como consejos para utilizar mejor sus tarjetas de crédito (...)Ya que a Dmitri no siempre le gustan las tarjetas de crédito, le enviamos una tarjeta de débito Tinkoff Black, por la que el banco paga un 10 % de dividendos anuales sobre el saldo y ofrece hasta un 30 % de reembolso en efectivo sobre algunas compras,” añadió Hughes.
Lo que no explican es si la tarjeta Tinkoff Black es igual a la Visa Black de Cajamadrid-Bankia.
Es lo que tiene la letra pequeña, que siempre es demasiado pequeña. Por eso los de Bankia tampoco la pudieron leer, ni con gafas
La letra pequeña que, por ejemplo, sale en televisión cuando hacen cualquier tipo de anuncios con ofertas o condiciones superventajosas. Pasa tan rápido que ni Fernando Alonso con su Ferrari podría darle alcance y leerla. A lo mejor Hamilton sí, porque tiene un mejor coche, pero aun así tengo mis dudas.
Este tipo de letra y la mala voluntad de los banqueros y bancarios propició que se comercializaran las preferentes y subordinadas como si fueran productos similares a los depósitos de toda la vida, es decir, a un plazo fijo y determinado, con el capital invertido totalmente garantizado y con unas tasas de interés, que en algún caso ofrecían como fijos, muy elevados. Entre eso y la mezquindad de las personas que decidieron que se ofreciera a gente que desconocía como funcionaban y, además, el desconocimiento que también tenían sobre ellos los propios comercializadores (empleados de las entidades que también invirtieron en esos productos porque desconocían el "gato encerrado"), tenemos que se ha producido, aunque digan que no, una de las mayores estafas a nivel bancario de este país que algunos conocemos y nombramos como España. 
Nadie fue capaz, porque lo desconocían o porque era mejor no decirlo, de explicar a los suscriptores que la inversión era "ad eternum", o sea, para toda la eternidad y que los intereses en el momento de la comercialización eran altos pero que podían bajar. Tampoco les dijeron claramente que el capital no estaba asegurado sino que, como mucho, les hicieron saber que la liquidez no tenía problemas porque se negociaban en los mercados secundarios cada día y de un día para otro podían tener el dinero. Pero resulta que los mercados secundarios se fueron a la mierda y lo que antes valía mucho y daba un gran interés (tasas de un 7% o más, cuando los depósitos estaban dando entre 2'5-3 %) ahora no sólo no producía intereses, sino que el propio capital estaba mermando a pasos agigantados. Como buenos cabrones las llamaron "preferentes para que la gente que las adquiriera se sintiera importante. 
Cierto es que los suscriptores no leyeron la letra pequeña. Tampoco la grande, donde ponía que la fecha de vencimiento  era el año 9999, por ejemplo. También es cierto que se dejaron llevar por el goloso ofrecimiento de los empleados bancarios de un interés que, cuando menos, duplicaba el de los depósitos tradicionales, pero si tenemos en cuenta a quiénes se ofrecieron y colocaron, que el test obligatorio sobre conocimientos financieros del cliente fue rellenado por la propia entidad y, repito, la ignorancia o mala fe, según los casos, de los bancarios, todo resulta una gran engañifa que supera con creces a la estafa piramidal ejecutada a través de las empresas filatélicas AFINSA Y FORUM. Aunque, insisto, el propio inversor tiene parte de culpa ¿alguien puede creerse que comprando sellos puede hacerse millonario?. Volvemos a lo que hablábamos el otro día: la estampita y el tocomocho pero más refinados.
Hay veces que la letra no es pequeña de tamaño pero como los titulares de una noticia, por ejemplo, siempre vienen en letra mucho más grande y negrita, el fondo de la noticia, su contenido, se convierte  por comparación en letra pequeña. Es un truco muy utilizado por los periódicos y por los políticos cuando quieren anunciar algo para pescar votos. Bastará un ejemplo combinado:
Montontoro, ministro que se dice de Hacienda, y a remolque de él todos los gobiernos autonómicos, anuncian, ahora que están liados con los presupuestos del próximo año, que en 2015 se va a devolver a los funcionarios el 25% de la paga extra de diciembre que les fue "sustraída" en 2012. La verdad es que el decreto que quitó esa paga no la eliminó, sino que teóricamente pospuso su pago para años económicamente más saneados, es decir, tarde o temprano tienen que abonarla. ¿Lo harán?. Yo no lo creo porque como me decía un profesor en mis años de academia: "el tiempo que pasa es la verdad que huye", frase que yo convierto en "el tiempo que pasa todo lo diluye".
Resulta que una de las características de las leyes (decretos, disposiciones, órdenes,...) es la irretroactividad, es decir, que cuando entra en vigor no es aplicable a actos anteriores a su publicación con la salvedad de que fuera más beneficiosa para los afectados. En España, a nivel penal, muchos presos han visto reducidas sus condenas por aplicaciones de leyes posteriores que eran más beneficiosas para el reo, pero nunca pueden verse perjudicados por leyes aprobadas con posterioridad a su condena. Bueno, pues el decreto que postergaba el pago de la extra se aprobó en julio de 2012, pero resulta que desde junio hasta el momento de su aprobación habían transcurrido 44 días que ya habían generado unos derechos a percibir esa parte proporcional en diciembre. Por eso muchos colectivos, a nivel personal o a través de los sindicatos, recurrieron a la justicia y en todos casos les están dando la razón en que esos 44 días no pueden verse afectados por el decreto del gobierno y que hay que pagárselos. 
El Gobierno, entonces, se pone a cavilar y cree que, mejor que reconocer que han metido la pata hasta el corvejón, si ofrecen un 25 % de la paga extra a unos funcionarios que va para 4 años que tienen su sueldo congelado, a lo mejor ganan a algunos para su causa. Pero resulta que ese 25% viene a corresponderse con ese periodo de 44 días que los tribunales están obligando al gobierno central y autonómicos a pagar a los funcionarios en base a esa irretroactividad de la ley de que hemos hablado. Así, te venden una moto y quedan bien con la noticia de que el gobierno devuelve (voluntariamente) dinero a los funcionarios, cuando en realidad sería: el gobierno obligado judicialmente a devolver a los funcionarios la parte de paga extra suprimida ilegalmente.

 Como vemos no siempre la letra pequeña tiene por qué tener ese tamaño en realidad.
Hay un tercer tipo de engaño en el que la letra no es pequeña ni normal, sencillamente porque no hay letra. Es el típico caso de los partidos políticos en sus campañas electorales y en los programas con los que abanderan esas campañas pretendiendo convencer a los  potenciales votantes de que lo suyo es lo mejor. Son tan desvergonzados que ni siquiera usan la letra pequeña, porque podrían decir: crearemos 3 millones de nuevos puestos de trabajo (siempre que el devenir económico sea propicio para el cumplimiento de ese objetivo). O, bajaremos los precios de la vivienda para que todo ciudadano, por escaso que sea su sueldo, pueda disfrutar de una vivienda digna (siempre que la mafia de la construcción creadora, junto al Gobierno, de la burbuja inmobiliaria se avenga a negociar un ajuste de precios en dicho mercado y que el gobierno, en época de bonanza económica, pueda colaborar mediante las pertinentes subvenciones). Pero no. No ponen letra pequeña por lo que luego no cabe decir que no han incumplido sus promesas. Hasta tal punto es inexplicable lo de los gobiernos que cuando llegó el PP al poder en 2011 nos comían el coco con que había que ahorrar y por eso se recortaron sueldos y otros privilegios, se subieron impuestos (IVA e IRPF), se machacó a las empresas, sobre todo a las pequeñas, todo ello en orden a conseguir recaudar más para tener más dinero y endeudarse menos. En 2014, tres años justos después, resulta que  todo lo que habían venido diciendo hasta ahora ya no sirve. La deuda ha crecido vertiginosamente pese a esa mayor recaudación, llegando casi a alcanzar el 100% del PIB. Y si no lo alcanza es gracias a las putas y a los traficantes de drogas, cuya economía (toda en dinero más negro que el carbón) ha empezado a ser contabilizada oficialmente en el PIB. Esto quiere decir que para pagar la deuda España tendría que entregar a sus acreedores todo lo que la economía española produce en un año. 
Pero ahora, llegan Marianico el corto y Montontoro y dicen que lo que toca es que empiecen a subir sueldos y bajar impuestos (el IVA no) para que los ciudadanos dispongan de más dinero y tiren del carro del mercado interno porque así el PIB crecerá más y mejor. ¿En qué quedamos?. ¡Ah, claro, que el próximo año hay elecciones...!. Eso lo explica todo. Aún recuerdo a Felipe y Guerra prometiendo la creación de ochocientos mil puestos de trabajo y el chiste que se hizo de que habían sido mal interpretados porque lo que realmente habían dicho era que crearían "ochocientos o mil puestos de trabajo". ¡SERÁN CABRONES!
Puestos afirmar contratos, casi es mejor firmarlos con el diablo, aunque estos también tienen letra pequeña. Del Fausto de Goethe dice la Wikipedia: Fausto es un hombre sabio insatisfecho por la limitación de su conocimiento e incapaz de ser feliz. Entonces, se le aparece Mefistófeles para ofrecerle los placeres de la vida y realiza con él un pacto en el que accede a venderle al Diablo su alma a cambio de juventud hasta que muera. Juntos recorrerán un largo camino en el que otros padecerán la falta de responsabilidad del personaje principal y que culminará con la muerte de Fausto a una avanzada edad. Y yo me pregunto: si vende su alma a cambio de la eterna juventud ¿como es que muere a avanzada edad?. Seguro que aquí también había letra pequeña.
Y finalizo con una palabra que empieza por "P", en relación a mi blog de días pasados: PERDÓN. Porque Marianico ha pedido perdón por los casos de corrupción en los que, día sí y día también, aparecen personajes o personajillos de su partido. El Borbón grande también pidió perdón por irse a cazar elefantes a África, pero no por cepillarse a Corinna, ambas cosas a cargo de los presupuestos del Estado. Yo no perdono y tampoco olvido. No perdono porque quiero que la gente pague por las maldades que hace, así igual serían más responsables de sus actos. El que quiera ser buen cristiano y quiera perdonar que lo haga, pero que no olvide. Que a la hora de ir a votar tenga en cuenta todas estas cosas y deseche hacerlo por estos especímenes que deberían estar todos enjaulados. Voto en blanco con ausencia en los escaños proporcional a los votos en blanco es lo que yo propongo, pero como no me hacen caso votemos a quienes no han chupado nunca (Podemos, UPyD, Ciudadanos, Vox, ...). Démosles la oportunidad de que ellos chupen también. Porque el perdón que piden éstos ahora (y que no pidieron los socialistas por los GAL, Roldán, Filesa,...) sólo tiene un objetivo: que les vuelvan a votar, pero la gente sensata no debería ni votarles ni perdonarles.
Se dice que cuando una persona te engaña una vez es culpa de esa persona, pero cuando te engaña dos veces es culpa tuya. También se dice que se puede engañar a muchas personas una sola vez y se puede engañar muchas veces a una sola persona, pero que es imposible engañar muchas veces a muchas personas, aunque en el caso de la política no creo que se cumplan ninguno de los dos dichos. Volviendo a las palabras que empiezan por "P", ¡que les vote su P... madre!. Aunque si, después de lo visto, el próximo año vuelven a triunfar PP o PSOE estoy dispuesto a borrarme de España y hacerme apátrida, porque eso significa que la pregunta que titula este blog ya tiene respuesta: definitivamente estamos tontos.
SALUDOS