viernes, 17 de octubre de 2014

BLACK IS BLACK

Resultado de imagen de los bravosEl título de la canción de Los Bravos estrenada, si no me equivoco,  en 1966 sirve hoy también como título de este blog dedicado a lo que todos estáis esperando desde hace días: las tarjetas negras de Caja Madrid-Bankia. Además, voy a escribir todo en negrita para que vaya más acorde con el tema del que trato.

La famosa canción, éxito rotundo durante varios años en el panorama rockero español en voz del cantante del grupo, Mike Kennedy, comenzaba así: 
Black is black - I want my baby back - It's grey, it's grey -Since she went away, oh, oh - What can I do? - Because I, I'm feeling blueCuya traducción sería:  Negro, es(tá) negro - quiero a mi chica de vuelta - Gris, está gris - desde que ella se largó, oh, oh - ¿Qué puedo hacer? - porque yo, me estoy deprimiendo 

Y si sobre esa letra hacemos las correcciones pertinentes podría quedarnos:
Black is black - I want my credit card - It's grey, it's grey -Since they took it away, oh, oh - What can I do? - Because I, I'm feeling blue
Con lo cual estaríamos describiendo el estado de ánimo de los 86 titulares de la tarjeta Visa black de las entidad financiera antes mencionada: Negra es negra - quiero mi tarjeta de crédito - Gris, está gris - desde que me la requisaron, oh, oh - ¿Qué puedo hacer? - porque yo, me estoy deprimiendo.

Y así podríamos haber seguido con toda la canción para que nos quedara una cosa muy apañada. Pero claro, yo, aunque sólo tenía 7 años cuando empezó a sonar, acabé harto de oírsela cantar a mis hermanas. No tanto a mi hermana mayor, que siempre ha sido más seria y responsable, como a mi hermana mediana que siempre estuvo "en la onda de la moda". 

whatsappHoy, a través de Whatsapp (o como leches se escriba) he recibido una canción referente también a estas tarjetas, pero con la letra y música del cantante Juanes en su tema "Tengo la camisa negra". Si supiera manejar medianamente la tecnología de móvil y PC os la incluiría aquí, pero os he de confesar que no sé hacerlo. En cualquier caso el tema es que dice algo así: "tengo una tarjeta negra, no pienses que estoy de luto, es una tarjeta llena con dinero de todo el mundo. Tengo la tarjeta negra mientras más negra más gasta,... tengo una tarjeta negra, la llevo con disimulo, tengo una tarjeta negra llena de pasta hasta el culo".

Vídeo de la tarjeta negra juanesMe parece que si os coloco aquí la dirección de "youtube" podréis oir la canción y si no, la buscáis vosotros, que hay que dároslo todo mascado, leches..


En fin, que todo el mundo está contento con que un colectivo de chupasangres muy bien pagado pueda disponer, además de sus sueldos, dietas y otras prebendas, de una tarjeta opaca fiscalmente y sin límite de gasto. Porque resulta que de los 86 titulares sólo 4 no la usaron nunca y entre los otros 82 hay personajes de todo el arco político, económico, sindical y monárquico español. Los hay del PP, del PSOE, de IU, de UGT, de CC.OO., de la CEOE, ex vicepresidentes de gobierno, ex ministros y, para remate, por si lo de Urdangarín fuera poco, aparece un ex jefe de la casa real con el Borbón grande y ahora consejero 8ya ex) del Borbón chico, Rafael Spottorno.
Ver información más detallada en: 

Más de 15 millones de euros gastados sin control, dinero que entre otros, procede de los más de 4.000 euros que invertí en acciones de Bankia y que a día de hoy están valoradas en casi 16 euros. También procede de las preferentes que colocaron a mi suegro y a mi cuñado y a tantos miles de pequeños (o grandes) ahorradores a los que estafaron vendiendo como imposiciones a plazo lo que no era sino una imposición perpetua cuyas características desconocían incluso los propios empleados que las comercializaban y que, además, muchos de ellos compraron. 
Dinero que también proviene de los más de 20.000 millones de dinero público con los que ha tenido que ser rescatado BFA-Bankia, entidad bancaria resultante de la fusión de dos cajas de ahorro grandes (Madrid y Bancaja) y cinco más pequeñas pero que estaban prácticamente en situación de quiebra, porque los prebostes de, por ejemplo, Avila y Segovia que tenían sillón en sus respectivas cajas han cometido los mismos desmanes que los otros, aunque en cantidades menores dado su menor tamaño.

Resultado de imagen de hermanos daltonTotal que, unos más y otros menos, todos hemos sido saqueados por una panda de Golfos apandadores  al lado de los cuales los del tío Gilito (el del pato Donald), los hermanos Dalton (de Lucky Luke) incluso Bonnie&Clide y Al Capone y los mafiosos de Chicago, quedan como meros aficionados.

Yo puedo comprender que un sueldo de más de tres millones de euros brutos al año viene un poco justo para vivir según está la cesta de la compra y más si se tienen hijos en edad de estudiar. Porque si descontamos impuestos te queda en un millón y medio limpio (más o menos). Por eso, a los directivos de estas cajas y principalmente a la de Madrid, que para eso es la capital y la vida está más cara que en provincias, se les daba una tarjeta de empresa con un límite de gasto de, según sus cargos, 3.000, 6.000 y 9.000 euros mensuales y, además, se les abonaban dietas y otros regalos por asistir a consejos en los que se reunía mucha gente con el único fin de trincar pues muchos de ellos no sabían ni lo que era una cuenta corriente. También había regalitos como tabletas, ordenadores, relojes, etc. Y para los que lo pasaban peor por sus responsabilidades e insomnios, es decir, para los más altos cargos, había coche (un blindado BMW compró Blesa con cargo a la caja por más de 500.000 euros), ayuda para la casa, créditos e hipotecas sin apenas intereses, otros gastos de representación, escolta, etc.

Y es que la vida de directivo y/o consejero de las entidades financieras, especialmente de las cajas de ahorro, es dura. Incluso diría más: es muy dura. Tienen que reunirse una vez al trimestre y hablar (aunque algunos, al igual que muchos diputados no han abierto la boca en su vida en estas reuniones) de cosas que a nadie le interesan durante tres o cuatro horas. Eso sí, con un descanso o "coffee break" como se llama ahora al almuerzo de media mañana. Luego la comida del mediodía, un cafelito y para casa, aunque algunos siempre acaban en "casas de mala nota" que diría un profesor que tuve, aunque son más conocidas como "puticlubs".

Yo, que a nivel más pequeño, he asistido a algún paripé de éstos, sé de lo que me hablo. Al primero al que asistí me senté junto a una persona normal, como yo, y nos mirábamos alucinando con la gilipollez de la reunión a la que nos habían convocado, que ¡duró dos días! y podría haberse solucionado con cinco llamadas telefónicas y cuatro e-mails. En el "coffee break" (como veis no nos privábamos de nada) ambos coincidimos en que nos sentíamos como si formaramos parte de una gran banda de estafadores. Viaje, alojamiento y comida pagados para hablar de memeces que no interesaban a nadie, ni siquiera a los presentes, y así parecer que hacíamos algo, porque había un presupuesto para estos actos que había que gastar. Mi compañero acabó acostumbrándose y aún sigue. Yo no, pero como las reuniones eran en Madrid, aprovechaba para ver a mi madre y al resto de la familia.
Claro que nuestros sueldos anuales suponían sólo tres meses del máximo gasto con la visa oficial de Cajamadrid, pero el hecho en sí era practicamente el mismo. Y me avergüenzo de ello aunque fuera legal y autorizado por los superiores de mi ministerio y fiscalizado por Hacienda.

Sin embargo estos jetas no sólo no se avergüenzan sino que son tan mamones que se atreven a decir que la tarjeta black les fue entregada como "asignación retributiva complementaria especialmente destinada a compensar los gastos que hubiese de soportar en el desarrollo de sus funciones", pudiendo "disponer con libertad del excedente hasta el límite asignado (que nadie sabe cuál era) y que (...) siempre respetó". Lo anterior lo dice el abogado de Ildefonso Sánchez Barcoj (el segundo de Cajamadrid) en un escrito exculpatorio dirigido al juez que investiga el caso. Este "señor", exdirector general financiero, tenía un sueldo de 2'5 millones al año (brutos, no os penseis que todo el monte es orégano) y una tarjeta de empresa para gastos relacionados con su cargo y actividad, con un límite mensual de 9.000 euros (108.000 euros al año). Como era poco, le dieron la black, con la que, por término medio, gastó algo más de 50.000 euros al año. Dice su abogado que este gasto con la black  supuso "un aumento poco significativo y por tanto, proporcionado, y regular, de su retribución económica"
Además de jeta es un cobarde porque en el interrogatorio que se le practicó en la Audiencia Nacional el mismo día que a Blesa y Rato se limitó a echar toda la culpa a sus superiores, es decir a esos dos. No sabía nada sobre las tarjetas, aunque utilizaba la suya sin complejo alguno y se limitaba a seguir "las órdenes que le daba el presidente". Es la técnica de Bart Simpson, que se resume en "yo no he sido" y el juez se lo ha creido y no le ha impuesto ninguna medida cautelar

Todo ello, en resumen, significa que se lo merecía, que le habían dicho que podía gastar a "tutiplen" con esa tarjeta y que se lo gastó porque le salió de los cojones. Que no tiene ningún cargo de conciencia, ni ha cometido ilegalidad alguna pero que, por si acaso, va a devolver el casi medio millón de euros que se pulió no sea que la cosa se tuerza.

Argumentos similares ha empleado el consejero Moral Santín, propuesto por IU y que también trincó aunque de una manera muy peculiar ya que, en vez de cargar los 360.000 euros que se levantó en base a compras y gastos varios, lo que hizo fue utilizarla para sacar dinero del cajero porque, según ha dicho, le venía mejor llevar suelto en el bolsillo y así no se preocupaba de sobrepasar el importe mensual asignado a esa tarjeta negra que, por cierto, nadie sabía cual era. Prorrateando el dinero que se pulió con los días que tuvo la tarjeta viene a salir que cada día sacaba alrededor de 160 euros para los gastillos cotidianos, ya se sabe, unas cañitas, unos cafelitos, y esas cosas que se toman en Madrid con los amigos.
Tanta jeta tiene el tío que he oído que se está fraguando un movimiento para cambiarle los apellidos porque de Moral y de Santín tiene poco. Claro que tampoco habría que ser tan radical como para llamarle Inmoral Diablín. Je, je, je...

Recapitulando un poco tenemos lo siguiente:

Que los caraduras de Blesa y Barcoj se gastaron unos 50.000 euros de media por cada año que tuvieron la tarjeta, lo cual supone algo más de 4.000 euros al mes con los que se habría podido pagar a cuatro empleados de sus oficinas a razón de mil euros cada uno. O hasta a 6 empleados si cobran el salario mínimo (645 euros). Rato fue más comedido en sus gastos, pero me llama la atención que se gastara mas de 3.000 euros en clubes. No especifican qué clase de clubes pero yo ya me imagino que son de los que os hablo más arriba (¡Rato, pillín!). Incluso ha salido un chiste que viene a decir que lo que tres mileuristas ganan en un mes (3.000 por si alguno no sabe echar cuentas) se puede gastar en puticlubs en un Rato. O algo así.
La cuestión es que esos dineros no cotizan a Hacienda y encima se cargan en las cuentas de la entidad en un apunte contable destinado a registrar las pérdidas sufridas por el uso de tarjetas robadas. ¡Vaya morro!. Aunque en realidad, si ese registro contable está destinado a anotar el dinero estafado por el uso indebido de tarjetas, no hay, en realidad, mejor sitio para apuntar esas operaciones con unas tarjetas usadas indebidamente por los cuatreros de la dirección y los consejeros de Cajamadrid.


Por otro lado tenían tarjetas normales, de empresa, para gastos que llaman de representación con límites, para los capitostes, de 6.000 y 9.000 euros, y para los menos grandes de 3.000. Yo con esta última me conformaba porque la que tengo ahora tiene un límite de 2.000, pero el problema es que tengo que pagarlos. Ellos no.
 Si con estas cantidades hacemos la misma operación que con las tarjetas black nos daría que pueden contratar a 3, 6 o 9 mileuristas para sus oficinas o 4, 9 ó 14 trabajadores cobrando el salario mínimo interprofesional. Además, si uno es poco gastoso (que no es este el caso según se ve) podrían vivir con ese dinero al mes bastante bien y  meterse en la "butxaca", que dirían los catalanes, el sueldo practicamente íntegro, que no es moco de pavo. 
Pero estos analfabetos financieros, como los llama Antonio Lucas, nunca tuvieron bastante y acompañados de una recua de comisarios políticos y sindicalistas de todos los colores han echado abajo a la que un día llegó a ser primera en el ranking de cajas de ahorro españolas. Eran aquellos tiempos, en los años 90, en que el presidente de la caja cobraba un  sueldo que, al cambio ahora, sería de 180.000 euros anuales brutos. Es decir, 20 veces menos que el de Blesa, insigne compañero de oposición a inspector de hacienda del no menos insigne expresidente Aznar.

Y luego está Rodrigo Rato, exvicepresidente del gobierno, de asuntos económicos para más señas, con el mismo Aznar, que estuvo en un tris de ser nombrado sucesor como candidato a la presidencia del gobierno por el PP tras la retirada del esposo de la Botella, que fue altísimo cargo en el FMI, organismo de donde salió tarifando en cuanto se dieron cuenta de su ineptitud, aparece en la caja trincando sin ningún miramiento, colaborando en la ruina económica de una entidad desmadejada de donde también hubo de salir por piernas y que actualmente trabaja para el Banco de Santander (¡qué raro!) y para Telefónica. Hay quien nace con el bote pegado a los labios y solo tiene que chupar toda su vida y Rodrigo es uno de estos. ¡Vergonzoso!. Pero al mismo tiempo muy español, país donde se inventó la novela picaresca y que siempre estuvo (y está) basada en hechos reales. Y ahora, a ver quien tiene huevos de echarle del PP si él no se va de manera voluntaria... Por cierto, dicen que en los últimos tres meses que Rata, digo, Rato, estuvo en la caja sacó la módica cantidad de 16.300 euros en efectivo.

Y el presidente de los empresarios madrileños, Arturo Fernández (no confundir con el actor), concuñado por cierto del chorizo expresidente de la CEOE Díaz Ferrán, que no es más garrulo porque siempre tendrá por delante en el ranking al Pocero. Que además cobrar de la caja, pasaba gastos personales a la patronal madrileña. Una de sus empresas (actualmente quebrada) llevaba el bar-restaurante-cortijo del Congreso, donde los cubatas salían a 3'50 euros y el cafelito de ZP a 0'80, cuando los demás españoles estábamos pagando 1'20 por el mismo café y, dicen, que, aprovechándose de esta circunstancia solo buscó arrimarse a los políticos de turno para medrar y convertirse en representante de los empresarios de Madrid y entrar en la CEOE apoyando a Rosell (¡un catalán!) como sucesor de su "familiar" Diaz Ferrán, actualmente en prisión por el tema Marsans (y lo que le queda ....)
Asusta ver la foto de más arriba: Diaz Ferrán, en la cárcel; Jaime Matas, en la cárcel; el Rey grande ¿? y Arturo Fernández ¿?. Los interrogantes ahí quedan, aunque el Borbón sea irresponsable, desde el punto de vista penal, quiero decir.

Blesa, un arribista, chulo, mal encarado, asesino de osos en su cacerías, (mal) encarcelado por Elpidio Silva (al que han echado, con razón, de la carrera judicial) y que va a morir socialmente a causa de los zarpazos que le va a dar otro oso, el que fue emblema de la Caja que él, en compañía de otros, llevó a la ruina.
Por lo pronto, la Audiencia Nacional ha imputado a Blesa, Rato y Barcoj por administración desleal y a los dos primeros les ha pedido una fianza por posible responsabilidad civil de 16 y 3 millones de euros, respectivamente. Tienen cinco días para "aforar" y si no lo hacen se procederá a embargar sus propiedades hasta obtener la fianza impuesta. No está mal para empezar, pero recordemos que el juez que lleva el caso es Fernando Andreu (en la foto de abajo) el que metió la pata hasta el corvejón en "la operación emperador" contra la mafia china, a resultas de la cual (de la metedura de pata del juez) el presunto máximo responsable de dicha mafia, Gao Ping (no Ping Gao, que suena a "pringao"), tuvo que ser puesto en libertad por un error en el cómputo de su tiempo de detención. 
Y es que en España, como dice Antonio Lucas, tenemos a analfabetos financieros aprobando cuentas y a analfabetos bélicos aprobando guerras, a lo que yo añado que también hay muchos analfabetos legales dirigiendo operaciones  contra el crimen, fiscalizando y defendiendo desde sus puestos públicos a infantas y otras gentes de mal vivir y dictando resoluciones grotescas en los tribunales. Pero de la ¿Justicia? española ya hablaremos otro día.


SALUDOS

No hay comentarios:

Publicar un comentario