domingo, 8 de diciembre de 2013

ROMPAMOS LA PARTITOCRACIA

En el diario El Mundo de hoy (08/12/2013) Pedro J. continúa con el escrito que empezó el domingo pasado con el título : "Por un partido "antipartidos". Las reflexiones que hace son buenas y comparto, en lineas generales, lo que expone. Yo lo explicaré empezando por su final.

En 1900 (hace 113 años), Joaquín Costa (ilustre paisano de mi padre) en un discurso en el Círculo Mercantil de Madrid titulado "¿Quién debe  gobernar después de la catástrofe nacional?" aportaba las siguientes medidas para la regeneración de la vida política española en esa época:

1.- «Promover el enriquecimiento del país y la baratura de la vida aumentando la potencia productiva» mediante «la simplificación de las ordenanzas», «la supresión de intermediarios», la «represión constante del fraude», la «rebaja de impuestos» o «la apertura de nuevos mercados en el extranjero».
2.- «Abaratar la Patria, simplificando la organización política y administrativa que, además de resultar excesivamente costosa, constituye una traba para el desenvolvimiento de las actividades individuales». Eso implicaría «reducir el personal en dos terceras partes cuando menos» para «desacostumbrar a las clases medias del parasitismo burocrático e irlas encarrilando hacia la industria y el trabajo de forma que dejen de ser una carga para los que trabajan y producen».
3.- «Pagar a las clases desvalidas y menesterosas la deuda contraída con ellas por las clases directoras y gobernantes... en forma de mejoras beneficiosas para la masa del pueblo... llevando a la Gaceta las obras de misericordia: dar de comer al hambriento, enseñar al que no sabe y consolar al triste, que es el pueblo».
4.- «Afianzar la libertad de los ciudadanos, extirpando el caciquismo... abatiendo el poder feudal tanto de los diputados y senadores de oficio como de sus hechuras y de sus hacedores, teniendo a raya a su principal instrumento, los tribunales, cuya organización urge transformar, y más aún, su organización, su espíritu servil y despótico al mismo tiempo».
5.- «Contener el movimiento de retroceso y africanización del país y hacerlo europeo, no sólo mediante todo lo anterior, sino también, y muy principalmente, renovando hasta la raíz sus instituciones docentes, poniendo el alma entera en la escuela de niños y sacrificándole la mejor parte del Presupuesto... prendiendo fuego a la vieja Universidad, fábrica de licenciados y proletarios de levita, y edificando sobre sus cimientos la Facultad moderna, despertadora de las energías individuales, mandando todos los años al extranjero legiones de jóvenes sobresalientes».
La vigencia de las mismas, hoy en día, es total pero ¿quien puede llevarlo a cabo?.

Pedro J. señala la existencia de dos partidos (UPyD y Ciutadans) que podrían servir de catalizadores para aquellas personas  que, visto el panorama actual, decidan empezar a moverse para conseguir que algo cambie. Y expone sus razones junto a los pros y los contras.

En primer lugar dice que han de tratarse de partidos  no profesionales y ambos, con matices, lo son. De hecho ambos podrían considerarse partidos de gente sensata (hasta que se demuestre lo contrario, si es que se tiene que demostrar). UPyD es incluso definido como "partido de intelectuales", definición que no me gusta porque parece ponerlo por encima de la gente de la calle que es la que, al fin y al cabo, habría de auparlo a cotas más altas.
Nos plantearemos, como Pedro J., que Rosa Díez es una profesional (no sé cuántos años lleva en política) pero coincido con él en que en este tema, la regeneración democrática, es imprescindible conocer al dedillo los entresijos de la política para tener opciones de triunfo. Y Rosa los conoce. Rivera también, pero menos, y además a un nivel localista: Cataluña. Pueden, por tanto, constituir la quinta columna, convertirse en la cabeza del ariete formado por sus votantes para intentar derribar la puerta de acceso al castillo de la partitocracia y la absoluta politización de la vida española.

Rosa Díez viene de la izquierda (fue incluso consejera del Gobierno Vasco con el PSE) y a Albert Rivera lo califican como más de derechas (más que nada por la sustracción de votos que hace en Cataluña al PP, aunque muchos desencantados del PSC están también siguiéndole para próximos comicios). Eso puede ser un obstáculo en caso de alianzas electorales, pero también puede ser una gran ventaja. Ambos pueden aglutinar con su ideario, coincidente en numerosos aspectos, a personas de ideología dispar y constituirse en receptores de los votos de esa gente sensata, normal, trabajadora, que empieza a pasar de los partidos dominantes y que no son en absoluto extremistas. En una palabra, lo que, desde el punto de vista de la sociología política se duda que exista pero que está ahí: el centro.
Una alianza entre ellos neutralizaría esa visión deformada de izquierdas-derechas para dar a luz un "proyecto transideológico", con el que la gente normal se sentiría a gusto, porque sería pragmático y con un único fin:devolver al ciudadano el interés por la política.

Los problemas que pueden surgir son muchos. Por ejemplo :¿El proyecto resultante sería asimilable a la UCD o al CDS, de la Transición?. Pedro J. compara, salvando las distancias, el papel que puede jugar Rosa con el que jugó Suárez en aquella época. UCD fue la principal fuerza política durante dos elecciones consecutivas y pudo poner, por ello, un poco de centralidad entre las casi siempre extremas opciones de los españoles. Bien es verdad que tanto partido integrado en esa coalición no era motivo de alegría porque todos sus líderes querían algo y además era de ideologías quizá excesivamente dispares. Pero fue gracias a UCD que ahora disponemos de una Constitución que ha durado 35 años (un récord en los anales de la historia española) y que podrá durar otros 35 con las reformas y retoques convenientes.
El CDS fue un rotundo fracaso. Una vez que la guerra interna por el poder estalló dentro de UCD Suárez, junto al buenazo de Rodríguez Sahagún, intentó seguir en la vida política mediante un partido que sólo acogió a sus fieles (que no eran muchos) por lo que su papel fue irrelevante hasta su desaparición.

Y ahora necesitamos un partido (o una agrupación de electores o una alianza de partidos) que mediante un programa común, con iniciativas concretas en los puntos que coincidan (que pueden ser muchísimos) concurra a las próximas elecciones y puedan constituirse en llave para el buen gobierno de España. Sería un partido español y centrado, que haría que las desastrosas políticas  y formas de hacer política llevadas a cabo por los que hasta ahora nos han gobernado fueran embridadas hasta que todo volviera al cauce de dónde nunca se debió salir. Podremos prescindir de los partidos carroñeros nacionalistas y también de los pseudocomunistas de IU que aún no saben lo que quieren ni lo que están buscando y por fin, como algunas de las mentes más claras y nunca bien valoradas del siglo pasado (el propio Joaquín Costa y Ortega y Gasset, sin ir mas lejos), tener claro que es lo que ha de mover a nuestros representantes: el servicio a España y a sus ciudadanos, no el acaparamiento de poder o riqueza que hasta ahora ha movido a los partidos dominantes en nuestra nación.

Solo me queda una pregunta  y una reflexión:

¿Por qué Rosa Díez no quiere ni oir hablar de una hipotética asociación con Ciutadans?

Podemos correr el riesgo de que el partido centrado se convierta en una Unión Mallorquina (UM), el partido de Baleares con más poder y con menos votos en la historia del mundo mundial. Una vez desaparecida UM porque la mayoría de sus dirigentes están  o han sido condenados a prisión por diversos delitos de corrupción (incluso se está considerando al propio expartido como una asociación de delincuentes) debemos tener en cuenta que la tentación está ahí y que muchos no podrán superarla (ya sabéis aquello de "lo mejor para evitar la tentación es caer en ella").Que sirva de ejemplo ejemplar para el futuro que, si queremos, está en nuestras manos.

¡POR UNA SEGUNDA TRANSICIÓN!


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