Me lío cuando a lo que iba es al artículo de Jabois que, textualmente es el siguiente:
Una mujer que está buscando trabajo envió un curriculum a un hotel de Llanes, en Asturias, y la dueña del establecimiento le respondió diciéndole que no era posible dárselo porque la plantilla estaba llena. Líneas más adelante, explica: «Le recomendamos que borre de su curriculum vitae la información en idiomas relativo a que tiene un nivel alto de gallego, nos resulta del todo ridículo, absurdo e innecesario. Le recomendamos eleve su nivel de inglés a alto y si puede ser en francés y alemán mucho mejor. El gallego lo puede utilizar en Galicia nada más creo, una lástima que haya perdido el tiempo en estudiar ese 'idioma' y no en otros más elementales». Mujer imprudente, desde luego. La fe siempre, de alguna manera, deslegitima el conocimiento. El gallego puede utilizarse en Galicia, Brasil y Portugal, entre otros, y las personas que sabemos gallego podemos leer perfectamente en portugués. El gallego incluso puede utilizarse en Asturias. Y en Tasmania, según noticias de mi lector más exótico. Pero no se trata aquí de presumir. Como decía Camba, «las rías no las organicé yo». La carta sitúa el debate en una posición natural que se resume en un «a dónde vas con eso». Yo no he visto un curriculum en que no se incluya nada inútil, e incluso he llegado a ver alguno en que no había absolutamente nada útil, y hasta puedo decir que los últimos suelen ser contratados con más euforia. La dueña de este hotel entiende que dar a conocer el conocimiento del gallego es «ridículo, absurdo e innecesario» y probablemente tenga razón en la medida en que el conocimiento de algo, parafraseando la ley, puede eximir de su práctica sin que deje de tener valor. Hay grandes ejemplos que no cito para no trastornar a la hostelera, pero va uno solo: la foto. Si habrá causado pavor el curriculum de la chica que la empleadora matiza: «A mí me parece bien que se conserven las lenguas, pero no en este plan talibán». Se lleva lo talibán a incluir un idioma en un curriculum y se deja en la civilización el lamento por haber perdido el tiempo estudiando algo. Consultada por La Voz de Galicia, la empresaria dice que no a todo en general y añade: «Y si no, en Galicia con tu gallego». «¡A Latinoamérica con tu latín!», decía uno de mi pueblo, yo creo que en serio. La mujer que buscaba trabajo no es gallega: es madrileña. Le pareció bien aprender el idioma y colocarlo en una hoja de méritos. Lo es. En primer lugar un mérito de patriota. Tan fino y poco habitual que nuestra hostelera necesitaría mucho tiempo, y mucha paciencia, para saber que la que rompe España de las dos (arriba los corazones) es ella.
Dejo el artículo ahí para que cada uno saque las conclusiones que quiera. Yo no quiero opinar sobre el contenido porque comparto parte de los dos argumentos. Mi suegro, en cambio, nacido en la Mallorca profunda y que habla el castellano peor que los indios de las películas cuando dialogan con los del séptimo de caballería antes de masacrarlos, opina que el aprender catalán en la escuela es una grandísima pérdida de tiempo y de dinero y que mejor harían en enseñar otros idiomas más aprovechables como el inglés o, en el caso mallorquín, el alemán. Él habla en mallorquín , una "versión no estándar" (¿dialecto?) del catalán, pero no lo lee ni lo escribe. De hecho no entiende lo que dicen los catalanes en sus cadenas televisivas colonizadoras (TV3, Canal 33 y otras) y sólo ve televisión en castellano o programas de la cadena balear en los que salen payeses y gente de aquí.
Mi suegro es un crack. Hace negocios con alemanes que sólo hablan alemán, con los que se entiende a la perfección. Entre el mallorquín y el escaso castellano que maneja le basta y sobra. Y cuando se le habla del catalán, que los cachorros nacionalistas catalanes de las islas quieren imponer a toda costa en Baleares, siempre dice "que putes de catalá...", que viene a ser traducido por "que coño de catalán...". Es una persona sabia y respetable y su opinión me vale más que la de cualquier político, filólogo o universitario farandulero, barrigas agradecidas a las subvenciones que les permiten hacer y deshacer en el panorama lingüistico balear y que pretenden imponer, como iluminados que son, una educación, publica, de calidad y en catalán.
Por cierto, "eu non falo galego" (yo no hablo gallego), pero "entenc perfectament el catalá y si fos necessari ho podría parlar millor que molts nacionalistes de merda" (entiendo perfectamente el catalán y si fuera necesario lo podría hablar mejor que muchos nacionalistas de mierda)
SALUDOS
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