SUMISIÓN

Michel Houellebecq es un escritor francés con fama y pinta de pirado, como podréis observar en la fotografía, que de hecho ha estado ingresado en frenopáticos para tratar su problemas psiquiátricos derivados de una dura infancia. Escritor muy controvertido, ha sido llevado en más de una ocasión ante los tribunales por sus obras y opiniones, muy críticas con lo que hoy se denomina lo "políticamente correcto". Es un reconocido islamófobo como lo ha demostrado en alguna de sus obras, reafirmándolo con sus palabras siempre que puede.
En una de sus obras "Plataforma" (2001) ya tocó el tema del terrorismo islamista dejando patente su aversión a la religión islámica a través de los personajes de ficción de dicha novela. Posteriormente fue él en persona quien afirmó, en una entrevista, que "la religión más idiota del mundo es el islam" y que "cuando lees el Corán se te cae el alma a los pies". Estos hechos conllevaron una denuncia contra él interpuesta por asociaciones islámicas y de derechos humanos (éstas no necesariamente islámicas, pues los derechos humanos son practicamente inexistentes e incompatibles con el islam) que le acusaron de "injuria racial e incitación al odio religioso". Fue absuelto de esos cargos en una sentencia que argumentaba que la crítica a la religión es perfectamente legítima en un estado laico.
Pero no queda ahí la cosa porque cuando se cometió, en enero de este año, el atentado contra la revista "Charlie Hebdó", el escritor estaba promocionando su nueva novela:"Sumisión", cuyo planteamiento es la profunda mutación que sufre la sociedad francesa cuando en las elecciones presidenciales de 2022 llega al poder en Francia un islamista, líder de un partido, por supuesto,  islamista a consecuencia de la alianza que suscriben los socialistas (Hollande) y la derecha de UMP (Sarkozy) en evitación de que la extrema derecha (Le Pen) pueda acceder al cargo. A partir de que un musulmán, aunque francés de nacimiento, llega a la Presidencia de la república todo puede pasar, y todo pasa. Además, nada de lo que pasa puede ser bueno, y no lo es.
El libro aún no lo he leído (por si alguien me lo quiere regalar, esta publicado hace escasas semanas en España en la Editorial Anagrama. Gracias) pero las críticas que ha recibido me parecen muy interesantes. Más que nada porque debe decir verdades como puños que deben molestar, por un lado, a los musulmanes y, por otro, a los "políticos correctos" que no quieren perder bajo ningún concepto su porción de la tarta política, así como a esos estúpidos que se llevan las manos a la cabeza cuando alguien dice las verdades del barquero pues consideran que sólo ellos están en posesión de la misma.
Fijáos bien en la imagen de la portada, porque ya no es la luna sola la que se ve en el cielo de París acompañando a la torre Eiffel, sino la media luna y la estrella símbolo de los países musulmanes y que se halla presente en innumerables banderas de los mismos: Paquistán, Turquía, Argelia, Túnez,..

Ya os conté hace unos meses, en enero concretamente en el blog titulado "Cartas epistolares", un suceso que le ocurrió a mi mujer en el instituto de enseñanza donde trabaja con la madre (española convertida al islam) de una alumna, que acudió vestida con niqab a interesarse por asuntos relativos a la educación de su hija. Ahí también os explicaba las contestaciones que le dieron los funcionarios políticos situados en la parte superior del organigrama administrativo ante un caso como éste en el que la madre no quiere dejar ver su rostro porque su religión se lo prohíbe. El resumen es: ninguna explicación, ninguna recomendación sobre forma de actuar, nada legislado.

Ahora os voy a contar otra historia verídica que nos ocurrió esta Semana santa en el Parador de Gredos (Ávila). Pasábamos allí dos noches mientras aprovechábamos para visitar el maravilloso Valle del Jerte, a un tiro de piedra como quien dice, y que aún mantenía muchísimos cerezos floridos, esos cerezos que tanta fama dan a esa preciosa zona extremeña.
Visitamos también Béjar, donde vimos al Hombre de Musgo, y Barco de Avila donde, además de sus famosas judías (tiene un Museo y todo dedicado a la judía) hacen unos chocolates buenísimos.
Cuando llegábamos al Parador la segunda noche encontramos en la puerta del mismo a la, supusimos, directora junto a un grupito de trabajadores vestidos de gala en situación de esperar a alguien ya que además tenían un ramo en las manos para, seguramente, entregar al (los) importante(s) personaje(s) que viniera(n). Como me conocéis, no pude resistirme y hacerles la broma: "Muy agradecido por la recepción pero no tenían que haberse molestado" o algo así les dije.
 Por lo alrededores pululaban dos personas que, a pesar de vestir de paisano, tenían una pinta de Guardia civil que los delataba. En recepción preguntamos si venía alguien importante, más que nada por estar prevenidos, y nos dijeron que no, pero no nos convencieron. Aparecieron por allí dos nuevas personas, con aspecto de paquistaníes y de policías (algo que en principio parece incompatible), que estuvieron hablando con los guardias y, sin llegar ya a verlos, oímos el ruido (bastante) de maletas, niños y mayores, suponiendo que habrían llegado las personas o personalidades que esperaba el comité de bienvenida. Más paquistaníes (supongo que lo eran) acarreaban maletas así como innumerables bolsas de El Corte Inglés.
A la hora de la cena llegamos hasta el comedor, donde habíamos cenado la noche anterior y desayunado esa misma mañana y observamos que habían colocado unos biombos  para aislar a los recién llegados y cuando íbamos a sentarnos la directora (ya tenía confirmado que lo era) nos dice que disculpemos las molestias pero que esa noche tendríamos que cenar en la cafetería. Allí nos dirigimos y cenamos tan bien como se cena en cualquier Parador de España. Por un comentario de uno de los camareros que nos atendía supimos que los recién llegados (paquistaníes, confirmados también, esos que intentaron liquidar a la adolescente Malala -en la foto de abajo- por el simple hecho de ir a la escuela) iban a permanecer en el establecimiento varios días por lo que al resto de la clientela allí alojada los desplazaban a realizar desayuno, comida y cena a la cafetería, quedando el comedor para uso exclusivo de los huéspedes recién llegados que, según el recepcionista, no eran nadie de importancia.
Nosotros nos íbamos a la mañana siguiente pero yo no quería, ni podía, ni debía dejar pasar la ocasión de irme a hablar con la directora y decirle que eso que estaba haciendo de desplazar a los clientes que ya estábamos alojados a la cafetería mientras los recién llegados se "apropiaban" en exclusiva del comedor no me parecía correcto. Y la muy boba me miró sorprendida. Intentó justificar nuestro "desalojo" del comedor en que estaríamos más tranquilos pues habían venido varios niños y siempre molestan a la hora de la comida, que lo hacía por nuestro bien y nuestra tranquilidad a lo que le dije que mi bien y mi tranquilidad ya me los procuraba yo. Su siguiente razonamiento es que el grupo recién llegado era musulmán. ¿Y?. Pues que su religión les impedía comer cerdo. ¿Y?. Pues que eran tan estrictos que no solo no lo comían sino que no podían ni verlo ni olerlo, ni, por supuesto, que estuviera cerca de otros alimentos que ellos fueran a comer porque al ser carne impura podía contaminar las viandas que ellos iban a deglutir.
¡Tócate los cojones! pensé y aunque no lo dije creo que se me notaba en la cara que lo estaba pensando.¡Los islamistas nos desalojan de nuestra propia casa!. Si es así, lo lógico es que ellos, que acaban de llegar al hotel, que además esta ubicado en un país teoricamente laico (aunque con demasiadas reminiscencias católicas) sean instalados para sus comidas, si quieren, aparte de los demás en un  reservado como el que construyeron con biombos en el comedor o desplazándolos directamente a la cafetería si no quieren contaminarse con la comida favorita de los "infieles": jamón de bellota. Pero no hubo manera de hacer entrar en razón a la directora de que para mí y para mi mujer era un detalle excesivamente feo por su parte y, supongo, que para los demás huéspedes también.
Por la mañana intentó volver a explicarme que lo había hecho pensando en nuestro bien y yo le volví a decir que mi bien lo elijo yo y no necesito a nadie que se preocupe por mí. Llegó a ofrecerme el comedor para nuestro desayuno pero ya era tarde, Después del desayuno nos íbamos y "para lo que me queda de estar en este convento...", que se apañen los que se quedan. Al momento de pagar volvió a salir de su despacho a hablar conmigo haciendo un último intento porque comprendiera su decisión, pero aún sigo sin comprenderla.
Me veo yo en Karachi (que cuando Franco era la capital de Paquistán aunque ahora es Islamabad) llegando a un "hotel del estado" como un Parador y diciendo que mi religión solo me permite comer cerdo y además me impide comer junto a gente con turbante o a mujeres que no se les vea la cara o la cabeza y seguro que desalojan del comedor a todos los que no cumplan esas condiciones y los mandan a cenar a la cocina dejándome el comedor sólo para mí y mis acompañantes, que comparten la misma religión que yo.
En ese momento me despierto y me doy cuenta de que lo que ha generado mi petición es que esté detenido en unas mazmorras infectas, tachado de infiel y de atentado contra el Islam y el Corán, con la espalda dolorida por los 2.000 latigazos que me han dado de una sesión de 10.000 a los que he sido condenado sin juicio y que, generosamente, me irán dando en los próximos días porque tampoco es sano recibirlos todos de golpe. En eso que aparece por allí un zarrapastroso que dice ser abogado y que no haba ni papa de español aunque chapurrea un inglés peor que el mío y me explica que el juicio grande está por venir, que no hay estrategia, ni medios, ni pruebas para mi defensa y que con un 100% de probabilidad acabaré la semana que viene en la horca sin que ni el Consulado ni la Embajada, ni por supuesto mis familiares y allegados puedan hacer nada porque, ni se han enterado, ni se enterarán de lo que me pasa hasta que les entreguen mi cadáver "ajusticiado".
Y entonces me despierto de nuevo (como en la película Origen -Inception en inglés- de Di Caprio, que van entrando de sueño en sueño de las personas para modificar comportamientos, conductas y situaciones y que es muy interesante aunque un poco liosa, pero a la segunda o tercera vez que la ves ya te enteras) y me doy cuenta de que ya me he ido del Parador  y que se apañen los que se quedan.

En cualquier caso, quiero hacer constar varias cosas:
Me parece inadmisible, y me sigue pareciendo un mes después, la actuación de la directora del Parador, así como me parecen increíbles e insólitas las razones que me dio para justificar su proceder.
Si quiere separar por no ofender las creencias de los musulmanes que los separe a ellos y no desaloje a los clientes ya hospedados. Los recién llegados a la cafetería. O a la cocina. O a la puta calle
El país en el que se encuentran los recién llegados es como es y no hay que adaptarlo a su manera de ser sino que deben ser ellos los que se adapten al mismo y si no lo hacen y se encuentran a disgusto, que se marchen.
Si quieren utilizar el comedor para ellos solos que cierren el Parador para su exclusivo uso y disfrute así no tendrán que verse con nadie más, ni compartir techo con infieles, ni ver, ni oler carne de cerdo, la carne más utilizada, junto al pollo, en la alimentación de España.
Si no dejamos de poner el culo ante esta gente acabaremos con el ojete como la bandera de Japón. Y yo no estoy por la labor, menos aún cuando en sus países de origen no hay reciprocidad en absoluto. Y si no ve a decirle a los saudíes que quieres edificar una iglesia cristiana en Riad y verás dónde y cómo acabas. Y no te digo nada si la montas en un garaje o cualquier otro chamizo como hacen ellos en Europa.
Estamos tontos. Definitivamente estamos tontos en estos temas de inmigración y respeto a las minorías y a las culturas y religiones ajenas en base a la alianza de civilizaciones zapateril y a lo políticamente correcto. Tan tontos estamos que menos mal que ellos no se dan cuenta (porque son más gilipollas y atrasados que nosotros) pero no es descartable que la hipótesis que Houellebecq plantea en su último libro llegue a ser realidad cualquier día y seamos los autóctonos los que tengamos que huir de nuestros propios países.
Hay localidades, por ejemplo en la Comunidad de Madrid , en las que si los rumanos que viven en ellas (digo viven, no que trabajen, porque eso parece ser que les cansa mucho) se pusieran de acuerdo se harían con el poder en los ayuntamientos. Otro tanto pasa con los musulmanes en ciertas zonas calientes, especialmente en Cataluña. De momento no parece que quieran meterse en líos de política, pero el día que decidan hacerlo aparte de tontos estaremos muy jodidos.
Ahora, que hace un mes de estos hechos que aún no tengo asumidos, se me plantea la duda de si he de escribir a la Presidenta de Paradores contándole esta historia o me basta con este blog de desahogo. La directora es una tal Angeles Alarcó y no se si he de preocuparla e incomodarla con mis cositas porque ya tiene bastante con lo suyo. Por si no lo sabéis es la ex mujer de Rodrigo Rata, digo Rato, y, según parece también puede ser metida en el mismo saco que él en base a unas donaciones que Rata, digo Rato, efectuó a los hijos que tienen en común y que pasaron, nadie sabe cómo, por unas empresas de Gibraltar y Luxemburgo donde al parecer lavan más blanco que el Ariel de toda la vida e incluso que el "Vanish Oxi Action Cristal White".
Creo que le mandaré una notita para su conocimiento y descargo de mi cabreo.

No quiero despedirme sin dedicar unas palabras a mi hermana, fallecida en 2010 y que hoy, cinco de mayo, cumpliría 60. Ojalá esté en mejor vida, aunque ella, como yo, no era muy de creer en esas cosas. Por eso yo procuro acceder a la mejor vida aquí y ahora no sea cosa que, como los programas de los partidos políticos, después de más de 2000 años prometiendo el cielo para los que somos buenos luego no haya. No te digo ya de las no se cuantas miles de vírgenes de los musulmanes, eso no se lo cree ni Mahoma.
Un beso Palomica y para todos los demás, lo de siempre

SALUDOS