¿UN "DÍA DEL HOMBRE"?

Veo, con absoluta delectación, que las mujeres siguen más mis blogs que los hombres o, al menos, así me lo parece. También podría ser que algunos temas son de más interés y por eso reciben más visitas, pero sea la razón que sea dos de mis últimos blogs referidos a la mujer llevan camino de ser "trending topic": "La talla 38 ..." y  "Dia de la Mujer...".
A mí me gusta escribir de casi todo. La política y la economía referidas al ciudadano de a pie son siempre un tema más que socorrido para escribir, sobre todo el asunto catalán que, por cierto, tengo muy abandonado últimamente. Pero lo que a mí me interese no tiene por qué interesar a mis presuntos lectores. A través de las estadísticas del blog noto cuando algún tema tiene éxito y eso me tiene que servir de retroalimentación ("feedback", que se dice ahora) para abordar otros aunque no sean necesariamente mis favoritos. Es lo bueno que tiene internet, que la información corre muy rápido en ambos sentidos y así como Cervantes, por ejemplo ya que  sus huesos están de moda, tuvo que esperar años a ser reconocido como un genial escritor, hoy en día no es necesario publicar un tocho en papel y esperar a ver si gusta porque con los medios tecnológicos se pueden hacer avances y previsiones de tal manera que cuando se publica, o incluso antes de publicarse, ya se puede saber si va a ser exitoso o no.
Otra cuestión es el título. Los hay muy sugerentes y otros menos simpáticos y eso llama la atención desde el primer momento. Nos pasa a todos y debe ser una de las principales reglas que deben estudiar los futuros periodistas para focalizar el interés del lector. Por eso, después del tirón del "Día de la mujer ...", quiero plantear si es necesario estatuir un "Día del Hombre" en el que se rinda homenaje a los que formamos parte de este sexo (perdón, género). La conclusión ya os la adelanto: no vale la pena porque aparte de no merecérnoslo tampoco lo agradeceríamos.
Me acabo de enterar que sí tenemos un día del hombre, desde 1999, es el 19 de noviembre. Se puede suprimir tranquilamente
Estoy completamente de acuerdo con algunos que afirman que el Día de la mujer debería celebrarse los 365 días del año (366 en años bisiestos) porque se lo merecen. Los mismos días debería celebrarse el día de la madre y de la esposa, además doblemente, por ser también mujeres. ¿Cómo se haría? Simplemente reconociendo su labor cotidiana y abnegada en la lucha diaria que es la vida. No hacen falta regalos sino empatía, agradecimiento, sonrisas, valoración y consciencia de que sin la inteligencia y destreza emocional de las mujeres las sociedades no habrían evolucionado. Hablo en general porque muchas utilizan esos poderes emocionales en su propio beneficio perjudicando no sólo a los hombres de su entorno sino a la sociedad al completo.
A mí, ya os lo he dicho más veces, me encantan las mujeres, incluso las que hablan mucho, las tengo en gran estima y creo que sé valorar su función y sus roles visibles en la sociedad y, más aún, los no visibles. Ya sabéis que "detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer", según frase que se atribuye a Groucho Marx. Bueno, en realidad y según tengo entendido, la frase completa que pronunció Groucho es la de "Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer, ..., y detrás de ella está su esposa". En cualquier caso la mujer siempre está ahí, en la sombra, llevando al hombre en volandas hacia el éxito. También es cierto que, con los cambios en términos sexuales que se han producido tan vertiginosamente, detrás de un hombre puede haber otro hombre (como ejemplo que me viene a la cabeza los actuales embajadores estadounidense y francés en España), incluso un hombre y una mujer, o un transexual, o .....

Los hombres no necesitamos que nos dediquen días porque desde que nuestros antepasados llegaron a ser "homo sapiens" (aunque seguramente desde el mismo momento en que fuimos simplemente monos) nos hemos dedicado todos los días a nosotros mismos en base a la fuerza y a la prevalencia del género masculino en prácticamente todas las sociedades animales (no es el caso de la "mantis religiosa" que después de utilizar al macho para fecundarse, lo mata y se lo come, con lo cual seguramente hace un favor a la sociedad de estos animales, caso de que sean sociables, que no lo sé).
Desde siempre el macho ha tenido unas dedicaciones muy exclusivas y muy contadas: salir a cazar y proveer de alimentos a la familia (en el caso de los leones ni eso, las que cazan son ellas y él es el primero que come) y hacer aquellas tareas que requieren cierto esfuerzo físico. Como se diría en castellano: "Sota, caballo y rey". El resto ha sido tradicionalmente tarea femenina: cocinar, lavar, fregar, alimentar y cuidar los niños y ancianos, tejer, cuidar del fuego y del hogar, administrar, despiojar, limpiar y asear a la familia y, al final del día, abrirse de piernas si al macho le apetece para darle el descanso del guerrero. Mucho morro hemos tenido los machos y mucho morro seguimos teniendo al no querernos implicar en lo que, por instinto, tradición y/o cultura, creemos que no son tareas masculinas.
 No vale decir que el macho sólo sabe hacer una cosa detrás de otra mientras las mujeres son capaces de hacer dos o tres al mismo tiempo, o que ella es más detallista y cuidadosa porque, con ello, lo único que se hace es reivindicar la superioridad femenina en la mayoría de los aspecto y tareas de la vida, lo cual se contradice con la opinión machista de que esas tareas, por ser más blandas, son propias de las féminas. Las mujeres siempre han ido un paso por delante de los hombres en el tema emocional y saben cómo conseguir lo que ellas quieren haciendo pensar al hombre que realmente se está haciendo lo que él quiere.  Eso, como he dicho, a veces es malo, pero en la mayoría de los casos, dado que los machos somos más torpes y nos guiamos mucho más por el instinto animal, es la única manera de que la evolución social tenga lugar. La frase de Groucho podemos modificarla y generalizarla diciendo que "detrás de cada hombre, si quiere ser algo en la vida, debe haber una mujer (o alguien que ejerza ese papel)". Y ese ser algo en la vida no se ha de referir exclusivamente a triunfar sino a estar a gusto consigo mismo y ser, relativamente, feliz. Hay misóginos que no compartirán esta opinión pero que les den....

En la revista "Yo Dona" del sábado pasado he leído un artículo interesante.En relación a la próxima celebración del Día del padre, cincuenta mujeres de distinto tipo y condición elaboran un listado de diez asignaturas pendientes por parte de los hombres en su rol de padres. Os las enumero:

1.- En el cole solo son hijos de su mamá (que es quien se encarga de casi todo lo relativo a la educación).
2.- Se cansan pronto de jugar con los hijos.
3.-Visten a los niños de cualquier manera.
4- Ponen excusas para escaquearse (de su rol de padres).
5.- Son el "poli bueno" (cuando hay diferencia de pareceres).
6.- Fallan en la organización de la casa y en la intendencia.
7.- Ellos hacen la compra, pero las mujeres hacen la lista.
8.- Las que sacrifican la profesión siguen siendo las mujeres.
9.- Les encanta cocinar, pero no recogen (los platos no van solos al lavavajillas).
10.- Convierten sus aficiones en la de los niños (por ejemplo, el fútbol).

Os adjunto el enlace porque es muy curioso leer el artículo al completo:
http://www.elmundo.es/yodona/2015/03/15/5501bc15ca4741ee088b456c.html

La verdad es que los machos somos muy, muy simples y muy fáciles de contentar porque nuestras capacidades intelectuales se subordinan la mayor parte de las veces a las físicas. Una buena comida, unos tragos, un partido de fútbol visto desde el sofá y un polvete los días que toque, generalmente los fines de semana sobre todo si ha ganado tu equipo favorito. Es tan triste como cierto.

Y con esto llego al fútbol, que es realmente el tema que quería tocar hoy. Por eso he puesto este título sugerente al blog, porque si no las mujeres no entrarían al trapo.
El fútbol, actual opio del pueblo (aunque hay que matizar que el principal efecto del opio es adormecer la consciencia y el fútbol, muchas veces, produce el efecto contrario) es muy importante en la sociedad actual para los hombres. Nadie puede entrar en una conversación masculina sin saber algo de este tema (y de política, economía, bricolaje...).
Dos ejemplos de la importancia del fútbol: las mayores manifestaciones llevadas a cabo en Sevilla y en Vigo no fueron consecuencia de atentados terroristas, ni de reconversiones industriales, ni de EREs, ni de corrupción,.., si no del descenso de categoría de equipos de fútbol de dichas ciudades (Sevilla CF y Celta de Vigo) decretados por vía administrativa por impagos de impuestos, salarios y seguridad social. Por supuesto el 90% de los cientos de miles de manifestantes eran hombres que, según parece, preferían que su equipo no descendiera a que se liquidara el PER y se creara empleo para todos. Los machos somos así.
Dijo Ortega y Gasset (1883-1955) que, en su tiempo, la Ética (con mayúsculas) había que aprenderla de los futbolistas: la vida como áscesis, como esfuerzo puro, superfluo y lujoso. Posteriormente, otros sabios como  el Premio Nobel Konrad Lorenz (1903-1989) atribuyeron al deporte en general la virtud de subliminar el instinto de agresión innata, de tal manera que las naciones que compiten en el estadio no lo hacen en el campo de batalla, es decir, había que entender el deporte como internacionalismo pacifista.
Pero eso era antes. Ahora todo se ha desbocado. Porque cualquier cosa a la que se dedica el hombre, el hombre macho, acaba degenerando casi siempre en violencia y el fútbol es el mejor ejemplo.
Tras la muerte del ultra coruñés a manos de radicales del Atleti los dirigentes del fútbol dicen haber emprendido una cruzada contra la violencia en este deporte que suscita cierta confusión. Ya no se podrá llamar hijoputa al árbitro, ni enano a Messi, ni juerguistas y borrachos a ciertos jugadores del Madrid, pero no dicen nada de qué se hará cuando en la próxima final de la Copa del rey entre Athletic de Bilbao y FC Barcelona se silbe el himno español, se abuchee al rey y, de esta manera, se insulte a muchos millones de españoles orgullosos de ambos símbolos.
Ya ocurrió en Francia ante el expresidente Sarkozy y el partido fue suspendido. ¡Cómo envidio a los franceses en algunas ocasiones!. En España tendremos oportunidad de verlo a finales de mayo en un estadio que aún está por determinar pero que podría ser el Bernabeu, en Madrid. Si este desprecio a España se produce, cosa que no dudo, vendrá a ser como si un invitado se caga en el salón de tu casa y se folla a tu mujer.
En los campos de fútbol, desde los que acogen competiciones de prebenjamines a los de la liga profesional, el deporte ha dejado de subliminar el instinto de agresión innnata, antes al contrario, ha exacerbado esa violencia que se desarrolla tanto en la cancha como en las gradas y, por supuesto, los futbolistas han dejado de ser modelos de la ética que predicaba Ortega pues su vida es de todo menos ascética y su esfuerzo ni es puro ni es superfluo, sino que va a razón de tantos millones la temporada más pluses, primas y derechos de imagen.
En mayo de 2013 la foto de un niño canario de 5 años futbolista prebenjamín, separando a un entrenador y un árbitro que se habían enzarzado en una bronca dio la vuelta al mundo. Del Bosque le entregó el premio "Tarjeta blanca" a los valores deportivos y hace escasos meses ha vuelto a ser homenajeado. Pero esto no debería haber sido así porque la situación que motivó su intervención no debía haberse producido nunca. Como no deberían producirse en las gradas los cánticos con tendencias nazis o las apelaciones directas a la violencia. Ni debería producirse en el césped esas agresiones gratuitas, ni esas entradas a matar de unos jóvenes que se dicen profesionales pero que psicológicamente no está preparados para ello. He leído por ahí que la mejor manera de matar a alguien sin mayores consecuencias es patearle la cabeza durante un partido de fútbol porque lo máximo que te puede pasar es que te saquen "roja directa".
Dicen, por ejemplo, de Neymar que es un provocador. Y lo es, pero no más que Alves, Pepe o Cristiano. El regatear al contrario pasándole la pelota entre las piernas no es una provocación aunque el regateado se sienta humillado, es una demostración de habilidad envidiada por los contrarios y por los del propio equipo. Tirar una patada a la cabeza de un contrario cuando está en el suelo no es una provocación, es un delito y no basta con que a Pepe se le expulse y se le sancione económicamente sino que debería no poder volver a jugar al fútbol en su vida o, al menos, en un equipo, antiguamente de señores, como el Real Madrid. Darle un manotazo a un contrario por una rabieta porque la jugada no salió como quería no es una provocación sino un berrinche de un millonario descerebrado como es Cristiano Ronaldo. Provocación es lo que hizo cuando fue expulsado por este tema, al sacarse brillo al escudo de campeón mundial de clubs, encorajinando así a una afición tan modesta como la cordobesa. Más sanciones por chulería y menosprecio al contrario y, sobre todo a la afición, es lo que debería haber. Claro que al siguiente partido que jugó les metieron cuatro tras un ridículo espantoso de todo el equipo madridista y ese día, quizá sea casualidad, se le olvido besar ese escudo.
Hay un jugador del Betis, Rubén Castro (lo pongo en negrita para que os quedéis con su nombre) que ha sido procesado por cuatro delitos de maltrato y un delito de amenazas hacia su exnovia al entender la juez de violencia de género que ha quedado acreditado que la agredió físicamente en al menos cuatro ocasiones y que la amenazó a través del móvil mediante mensajes de texto. La ex lo había denunciado también por agresión sexual y allanamiento de morada, delitos que han sido sobreseídos al no existir pruebas o indicios suficientes de que se hayan cometido. El propio futbolista reconoció algunos de los hechos de los que se le acusa.
Hace unas semanas, durante un partido de su equipo en su campo, buena parte de la grada que concentra a los ultras béticos coreó este cántico: "Ruben Castro, alé, Ruben Castro, alé, no fue tu culpa, era una puta, hiciste bien".  Y yo me pregunto, con estos decerebrados ¿qué hacemos?.
Se ha sugerido el cierre del estadio, el cierre de la grada, sanciones a los integrantes, expulsiones del club, etc., pero en realidad nadie quiere hacer nada porque no hay cojones para hacer nada. El propio Rubén Castro se negaba a condenar esos cánticos tras el partido y los directivos del Betis, a verlas venir.
El presidente del Atleti, Enrique Cerezo, tan famoso por su cargo como por las peligrosas y embarazosas relaciones con el ático marbellí del aún presidente de la comunidad de Madrid, decía en voz baja: "Quieren convertir los campos de fútbol en catedrales o teatros" y no va desencaminado porque los estadios son ahora los equivalentes al circo romano: violencia gratuita de fieras contra hombres, de hombres contra hombres y deleite del público en general, solo que ahora el público también interviene en la violencia, si no en el estadio, en la calle, porque cualquier lugar es bueno para demostrar lo animales que somos.
Y es que, como dice Manuel Hidalgo, "el fútbol además de un negocio del espectáculo (lamentable espectáculo diría yo) e ,incluso, un deporte, es una guerra. Una guerra por otros medios aunque no siempre tan distintos a los violentos de toda guerra. El fútbol no puede librarse de un lenguaje bélico: victoria, derrota, ataque, defensa... Eso excita adecuadamente a algunos propensos a la excitación. A los miembros de la tribu. 
El antropologo británico Desmond Morris (el de "El mono desnudo") escribió un libro sobre fútbol (...)"The Soccer Tribe"( "la tribu del fútbol") donde analizaba los numerosos detalles que señalan el comportamiento tribal -y de tribu en guerra- de no pocos aficionados: los cánticos, los himnos, las banderas, las pinturas en la cara, los uniformes... Hasta los tambores de guerra, con perdón de Manolo el del Bombo".
De lo que a mi no me cabe duda, y creo que a Manuel Hidalgo tampoco, es que se trata cada vez menos de un deporte y cada día más de una fanática fe religiosa tan peligrosa como la del Estado Islámico. Y de lo que no hay ninguna duda es de que NO ES CULTURA, ni de que sus practicantes y seguidores hacen ni reciben cultura.
¿Qué puede enseñarnos Lelo Messi para mejorar nuestra vida salvo que nos haga sentir compasión por su escasa inteligencia? ¿El ejemplo de soberbia y engreimiento de Cristiano Ronaldo mejora en algo nuestra vida como personas? NO, rotundamente NO, por mucho dinero que cobren. Tampoco la impostura de Mourinho o de Guardiola es buena. Son monedas falsas, sin valor. Ni Del Bosque se salva: ¿qué hace un tipo cómo el luciendo un título de duque o marqués o conde que le ha venido por juntar a 11 tipos, la mayoría incultos, que saben dar bien las patadas a un balón?.
Y no quiero entrar en las tropelías presuntamente cometidas por los directivos del Barsa y del Madrid en los supermillonarios fichajes de las últimas temporadas. No quiero entrar porque en algunos casos ya ha entrado la justicia (Messi y Neymar) y ella será la que dicte sentencia. Pero que conste que el manido recurso de los catalanes a que toda la culpa es de Madrit, estrategia que ahora está usando los directivos del FC Barcelona, es una puta mentira. Que cada palo aguante su vela y que cada perro se lama su cipote. Y que paguen los que han de pagar.

Y tampoco quiero entrar en el amaño de partidos (Levante-Zaragoza, por ejemplo)  en los que hay directivos y jugadores imputados, ni en los desvalijamientos de clubes que antes se consideraban saneados (Osasuna). Porque si entro me vuelvo a llenar los zapatos de mierda.

Acabo con otro párrafo de Manuel Hidalgo, escrito en el sentido de que no podemos considerar al fútbol, ni al deporte en general, como cultura porque, hoy en día, no lo es. Leed:
"A la salida de un concierto de la Orquesta Nacional, partidarios de Juan Sebastián Bach, que acababan de escuchar La pasión según San Mateo, arremetieron con bates de béisbol contra un grupo de melómanos que identificaron como acérrimos de Antonio Vivaldi, los cuales respondieron lanzando botellas a los anteriores y quemando contenedores". Algo tiene la cultura que no tiene el fútbol, y ese algo, que empieza a transmitirse en el colegio, habría que trasvasarlo. Recemos por ello, ahora que van a volver a enseñar a rezar a nuestros hijos en la escuela".

Un último consejo: no paguéis ni un chavo por ver fútbol. Nadie de ese mundillo mafioso merece vivir a vuestra costa. Que trabajen como todos y cobren como todos.

SALUDOS.